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Texto: Atilio Morales |

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BDSM y Pet play: "Pup Woofy" sueña con que su amo lo encierre en una jaula negra

Foto de apertura: Kique Sanchez

 

En cuatro, con su espalda un poco arqueada hacia adentro, con su amo atrás, Pup Woofy posa para la foto. La máscara apenas deja ver sus ojos, y por su hocico prominente podríamos asociarlo con algún perro de esos que si muerden se queda con un buen pedazo de carne humana. No se sabe si es obediente y le hace caso a su dueño o si la cadena que un poco aprieta su cuello hace que Pup se mantenga quieto, en esta posición. Lo cierto es que Pup, en esta sesión de fotos, saca el animal que todos llevamos dentro.

Pup Woofy, 32 años, porteño, forma parte de Suavecitxs ARf, la comunidad que practica y difunde en Instagram el pet play, una de las variantes en crecimiento en la Argentina y el mundo dentro de lo que es el BDSM (bondage, dominación, sumisión y masoquismo). 


“El pet play es un juego de rol y tiene que ver con relacionarse, de poder si se quiere, negociado previamente, basado en el juego de sumisión y dominación -explica Pup-. Dominación por parte de alguien que es amo o es humbler o dueño, y una persona que actúa como mascota -pet-, que puede ser un puppy o un gatito, un conejito, un ponny. Hay como muchas variantes del pet play en general”. En su caso, cuenta él, prefiere ser un puppy sumiso.

 

Pup aclara desde un principio que el juego tiene ciertos acuerdos con las otras personas: en este sentido, el consentimiento en la práctica es fundamental. Con esto asegurado, las fantasías y la sexualidad pueden fluir sin ataduras (aunque la inmovilización pueda ser parte del juego). 

 

En este sentido, por ejemplo, pueden verse videos en la web de personas que sacan a pasear a otras con collar y correa por la calle. O a varios pets jugando contentos,  ladrando o saltando en dos patas, con los juguetes que suelen venderse para las mascotas en las veterinarias. En las páginas de videos porno el asunto levanta más temperatura, claro está. Pero si se trata de encontrar rasgos propios de la práctica, la caracterización, dice Pup, es algo que va a distinguir al pet play del resto de las alternativas del BDSM. “Algunas personas usan una máscara de perro, otras usan una de conejo, orejitas, o el black tail de perrito que es larga, el tail de conejito que es un pomponcito, etcétera”, dice. 

 

-¿Entonces tiene todo lo que tiene el BDSM tradicional y se suma la caracterización? ¿O es más que eso?

-No sé qué es el BDSM tradicional. El BDSM -al menos como yo lo entiendo o lo interpreto- es justamente romper con cuestiones tradicionales o de sexo tradicional, como se lo llama en el ambiente, "vainilla", que tiene que ver con prácticas más basadas en la penetración, con menos variedades, digamos.

 

-Pero lo que tiene de singular el pet son las máscaras, las colas, los pompones. ¿Está faltando algo más?

-El comportamiento también. Las cosas, los accesorios, van acompañados de comportamiento, de formas de definir ciertas pautas o cuestiones. El amo se comporta de una forma y el sumiso, la mascota, de otra. 

 

-¿Qué rol preferís tomar? ¿O dependiendo la situación vas a asumir un rol u otro?

-Casi siempre tomo el mismo rol, que es de puppy, y más bien sumiso. 

 

-¿Se puede ser puppy pero al mismo tiempo medio rebelde?

-Claro,  se puede ser puppy dominante por ejemplo. Se le llama alfa. 

 

-O sea, todo lo que vemos en las relaciones entre las personas y los animales y a su vez entre los animales se puede trasladar al juego.

-Sí, tal cual. 

 

Como sucede hoy en día con distintas cosas, Pup conoció lo que es el pet play en las redes. “Me resultan atractivas otras prácticas dentro del BDSM y a través de esas fui conociendo otras y abriendo un poco el horizonte, saliendo de esas prácticas más tradicionales”. 

 

De aquellos primeros tiempos en el pet play, Pup ahora se ríe al recordar cuando lo descubrieron en pelotas: “Me pasó cuando recién me estaba iniciando, que estaba sesionando con un flaco. Él vivía atrás de la casa de la madre y en un momento me dejó atado y vendado y fue a bañarse o algo así, y de repente sentí el ruido de la puerta de adelante. Era la mamá que estaba entrando a la casa, tenía llaves y me vio en esa situación de estar desnudo, de cachorro, vendado y atado en la cama de su hijo”. 

 

De esos años a hoy, la comunidad pet play se organizó, y los integrantes de Suavecitxs, referentes de la práctica, ya hicieron algunos picnics en plazas públicas. No hubo sexo allí, claro está. “Creo que si los encuentros los hiciéramos en lugares cerrados, que todavía no se nos ha dado la posibilidad, iría gente con otras inquietudes más que el juego o estar un rato tomando mates en la plaza con otros pupps”, dice Pup, uno de los artífices de la movida. 


"De repente sentí el ruido de la puerta. Era la mamá que estaba entrando a la casa, tenía llaves y me vio en esa situación de estar desnudo, de cachorro, vendado y atado en la cama de su hijo”


-¿Cómo sería un rato o una sesión de pet play? ¿Cómo se desarrolla?

-Depende en principio con quienes se de, porque por ahí se puede hacer como un juego de rol pet play con un amo, o con otros pets también. Eso ha sucedido, digamos, yo lo he hecho. Me parece muy interesante y muy divertidas cualquiera de las dos formas de jugar, de sesionar. Pero si es con un amo… el amo te  va a ir marcando ciertas cosas, qué hacer, qué no, y uno como puppy o como mascota... hay cierta relación de juego, además de la dominación, y de ternura, que le dan como una cuestión extra que otras prácticas de BDSM por ahí no tienen tanto. Y a través de eso se va llevando a la cuestión más sexual también. 

 

-Que no excluye la penetración.

-No excluye pero tampoco necesariamente tiene que estar presente. 

 

-¿Hasta dónde te ha llevado la imaginación a la hora de hacer pet play o hacer un juego en particular de pet play?

-Creo que fue una vez en donde el humbler, el amo, se iba y me dejaba atado un tiempo  con la cadena porque yo había roto unas cosas, por ejemplo. Y otra vez, que fue muy divertida, cuando simulamos un baño en la bañera y yo era el cachorro al que estaban bañando. Eso me pareció muy divertido, muy excitante. 

 

-Uno es un castigo y la otra es una situación mucho más relajada, alegre. 

-De juego, sí.

 

-¿En la primera fue mucho tiempo el que te dejaron encadenado?

-No, un rato, 20 minutos.

 

-¿Y eso genera cierto deseo sexual, o pasa por el hecho del juego y el deseo sexual viene después en otra situación?

-Creo que el deseo sexual es parte de eso que se da en el juego, no va por separado. Hay una tensión sexual. 

 

-Independientemente de que te castigue o premien.

-Exacto.

Foto: Diego Stickar

-¿Cómo se lee el tema de la dominación y la sumisión en estos tiempos?

-No se puede, yo creo, poner en la misma bolsa las prácticas BDSM o que incluyen la dominación y la sumisión, con la violencia de género. Son cosas totalmente diferentes. Los juegos de dominación y sumisión conllevan un contrato de por medio en donde se establecen pautas claras de juego. Por otro lado la violencia es violencia, no hay nada que esté consentido, no hay nada que esté negociado y mucho menos intercambio de goce y placer.

 

-¿Qué visión creés que tienen las personas acerca del BDSM?

-Creo que la gente no se lo imagina cómo es. Hay como bastantes prejuicios sobre el tema. Sí considero que ha habido un avance en todo lo que tiene que ver con las prácticas, hay mucha más expansión y discusión sobre el tema de las prácticas no convencionales. El año pasado fue unas de las consignas de la Marcha del orgullo, justamente, el reconocimiento como no violencia a las prácticas BDSM o alternativas. Creo que ha habido una expansión en ese sentido. Te hablo igualmente desde la Ciudad de Buenos Aires, una ciudad cosmopolita, grande y con mucha gente. Creo que en otros lugares del país claramente es diferente. Entonces hablo desde este lugar y también desde el lugar de varón gay, pero varón al fin, en el sentido de tener en cuenta esto de los privilegios. Una mujer muchas veces no puede disfrutar de sus fetiches y sus sexualidades como un varón por la sociedad patriarcal en la que vivimos. 

 

-¿El pet play es practicado solo por personas gay?

-No, para nada. Conozco pibas lesbianas o pibes trans que juegan pet play. Chicas cis también.

 

-Sobre los animales caracterizados, ¿son siempre perros, gatos o puede alguien por ejemplo querer ser una serpiente?

-Me parece que cómo goce cada persona es totalmente válido y no me parece que esté bien delimitar. Si a la persona le parece interesante y atractivo, ¿por qué uno va a poner como una cuestión “no, no es pet play”? Me parece que es pet play todo aquello que cumpla con la condición o la característica de que sea un juego, de que sea consensuado y de que no dañe a otras personas, y donde se de una relación de sumisión y dominación, donde uno caracterice un animal y el otro caracterice un animal o humbler, dueño o amo. 

 

-¿El tema de las máscaras o los disfraces es indispensable?

-No son indispensables para nada, de hecho muchas veces yo juego sin la máscara, sin todos los accesorios. A veces es para un rato, porque también es incómodo estar mucho tiempo con la máscara o esas cosas… o si hace mucho calor la máscara es una cosa muy cerrada, entonces te morís de calor ahí adentro. No es indispensable estar con la máscara o la cola todo el tiempo. 

 

-Hay libertad en cuanto a cómo uno quiere llevar el juego.

-Sí, libertad y consentimiento. Me parecen dos cosas re importantes. 


"No se puede, yo creo, poner en la misma bolsa las prácticas BDSM o que incluyen la dominación y la sumisión, con la violencia de género. Son cosas totalmente diferentes. Los juegos de dominación y sumisión conllevan un contrato de por medio en donde se establecen pautas claras de juego"


-¿Qué sentís cuando sos puppy sumiso? ¿Qué sensaciones, con qué cosas fantaseás acerca de ese rol?

-La primera sensación que siento es de placer. Y goce. La segunda depende de con quién lo practique, hay personas con las que te sentís más cómodo y otras que no. Con mi pareja puedo decir que me siento totalmente cómodo al momento de jugar pet play y que me relajo muchísimo y me permito el goce mucho más fácil, porque tiene que ver con una cuestión de cuidado y de juego que están presentes. 

 

-¿Tenés alguna fantasía pendiente que involucre el pet play?
-Creo que una de las cosas que no he hecho y me gustaría poder hacer en pet play es estar encerrado en una jaula. Nunca se ha dado la posibilidad, pero es algo que tengo pendiente. Me tendría que conseguir una jaula, es un poco difícil tal vez, jaja, como muchos de los accesorios que se usan para pet, pero sería divertido el hecho de poder usar una jaula de hierro, negra, de esas cuadradas y estar encerrado ahí dentro.

 

-¿Qué significa para vos esta práctica?  ¿Es algo que acaparó tu sexualidad?

-Particularmente no. Pero ocupa un lugar importante en el sentido de que es un juego de rol que me gusta mucho, y que no es tan común. Entonces por ahí eso hace que al menos para mí sea más atractivo.

-¿Que podés recomendarle a alguien que se siente atraído por el pet play? ¿Cómo puede empezar?

-Que se acerque a Suavecitxs, jaja. Eso, y hay muchas páginas interesantes y foros y lugares en la web que se pueden visitar y también conocer pares, que está bueno porque como es una práctica que no es tan masiva acá, me parece que a veces decis “uh, me copa esto, quiero hacerlo y no tengo con quién”. Es un bajón. Entonces por esto me parece que es importante generar espacios de encuentro porque es mucho más interesante y uno no se siente tan solo o sola. 

 

-¿Qué es lo más importante para vivirlo a pleno?

-Creo que lo más importante tanto para al pet play como para cualquier otra práctica que escape a lo convencional es animarse, preguntarse si estamos cómodos o no con lo que estamos haciendo, poder pensarnos en nuestro lugar y también considerar a la otra persona. Tener siempre presente que hay un momento de negociación del juego, hay un momento del juego y hay otro post juego en el que también es importante la contención, los cuidados, que tienen que ver con si la otra persona está bien. Mientras tanto, estar todo el tiempo pendiente de que la otra persona la esté pasando bien, porque la persona dominante puede estar mal y no querer estar jugando y no sentirse bien para expresarlo. Estar pendiente de esas cosas de cuidado, informarse y permitirse el goce es interesante.

Foto: Alumbrador

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20/04/2024