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Juan Aranovich, fundador del C.C. Matienzo y actual funcionario: "La realidad de los espacios culturales es grave"

Es gestor y activista cultural. Fue una de las cabezas líderes de la escena porteña gracias al exitoso -y ya mítico- Club Cultural Matienzo, proyecto por el cual dejó una vida apacible y previsible de auto+casa+trabajo en una empresa. Hace más de una década fueron 35 pibes sub 30 los que apostaron y ganaron. Al frente, Juan Aranovich quien hoy a fuerza de cuerpo y militancia ocupa la Dirección de Formación Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación, afirma que es un orgullo y un privilegio y quiere estar a la altura de sus compañeros: un grupo de personalidades y profesionales relevantes de la Cultura y funcionarios de primera línea como Tristán Bauer. Juan sabe que el sector cultural es uno de los más golpeados por las consecuencias de la pandemia de Covid 19 y en esta charla relata cómo desde el Estado se intenta contener el desastre. También arriesga algunas reflexiones sobre el futuro de la Cultura en la muy próxima “nueva normalidad”. 

 

¿Con qué proyectos estaban en la Dirección antes de que empiece la pandemia?

Junto a Johanna Sporn, con quien codirigimos la Dirección Nacional de Formación Cultural, ya teníamos armada la programática de los cuatro años y estábamos acompañando la implementación de una serie de foros presenciales, a los cuales el Ministerio decidió llamar Escucharnos, que se iban a hacer por todo el país. Al día siguiente del lanzamiento, en Chaco, se conocieron los primeros casos de coronavirus en esa provincia y tuvimos que darlos de baja. La idea era ir por todas las provincias escuchando y mapeando las problemáticas de cada uno de los sectores. A partir de la cuarentena inmediatamente retomamos una línea de actividades directamente vinculadas con la formación a distancia. Se trata de Formar Cultura, que es una plataforma de formación con foco en la gestión cultural donde actualmente tenemos más de 23 mil usuarios.

 

 

 

¿Qué están haciendo desde el ministerio para sostener a los actores individuales y espacios del sector cultural en el marco del contexto de pandemia y cuarentena?

La cultura es uno de los sectores más golpeados por las consecuencias de la pandemia, en realidad, es difícil decir quién no está muy golpeado por este contexto. Es una realidad que perjudica a todo el país y al mundo. El sector cultural siempre tuvo condiciones de precariedad históricas en su constitución y además venía- como todo el país- de cuatro años de desinversión en el sector público. También de una recesión en el consumo durante muchos años que impacta directamente en todas las líneas de consumos culturales y que hace que se llegue a esta pandemia con el tanque vacío. El ministerio ha llevado adelante muchísimas medidas: desde las dos becas con el Fondo Nacional de las Artes -destinadas a artistas y trabajadores de la cultura- por casi 460 millones de pesos, a la ampliación a 100 millones de pesos del Programa Puntos de Cultura para las organizaciones de base comunitaria.


“Esta pandemia evidencia aún más la realidad de la circulación y el consumo de contenidos digitales: hay grandes ganadores en el universo de las plataformas y en el comercio de circulación y manejo de los datos, que en general son concentrados y transnacionales.”


Saliendo de tu rol actual de funcionario y por tu experiencia de gestor cultural, cómo ves cómo se están arreglando los espacios culturales para sobrevivir a esta etapa, las diversas estrategias que están implementando.

Lo que más se ve en este contexto es cómo actúan las desigualdades estructurales, ya no sólo en el acceso tradicional sino en el mundo digital. Entonces hoy vemos que - me arriesgaría a decir que por fuera del consumo de alimentos- el segundo consumo más relevante que hay durante la cuarentena es el consumo de cultura. Sin embargo, la renta aumentadísima que ha generado el consumo digital está más concentrada que nunca. Y lo que en algún momento fue una herramienta de democratización y de bajada de costos para la producción de contenidos, hoy también nos plantea una necesidad de repensar cómo trabajamos para garantizar el acceso a internet como política pública. En algún momento teníamos una política satelital, de conectividad, relevante y hoy más que nunca queda claro que eso es un derecho básico. Sin embargo, un gran porcentaje de personas en nuestro país no tienen acceso o tienen un acceso limitado a través del costo y la circulación de datos. Fue una gran noticia el anuncio del presidente cuando incluyó a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) como servicios públicos esenciales. Fue un paso fundamental en el camino a reducir esa brecha en el acceso. Esta pandemia evidencia aún más la realidad de la circulación y el consumo de contenidos digitales: hay grandes ganadores en el universo de las plataformas y en el comercio de circulación y manejo de los datos, que en general son concentrados y transnacionales. Hay un desafío muy grande en el territorio digital, que tiene que ver con la concentración y que precisa ser agenda de futuro y de presente. Necesitamos promover el rol del Estado como planificador, incentivando la función social que dichas tecnologías poseen, como así también la competencia y la generación de empleo mediante el establecimiento de pautas claras y transparentes que favorezcan el desarrollo sustentable del sector.


“De esta nadie se salva solo. Y nadie se salva solamente con la acción del Estado. Necesitamos de todos los sectores de la sociedad para acompañar.”


Y pensándolo a largo plazo, cuando vuelva algún tipo de normalidad, ¿qué cambios pensás que va a traer la pandemia al sector cultural, respecto al consumo?

Es difícil de aventurar. Todos entendemos que este proceso es paradigmático y estructural sobre nuestra constitución como sociedad y sin dudas va a tener diversos tipos de impacto, tanto en la producción de cultura como en la creación de comunidades, como en el consumo y los públicos. Todavía no me aventuro a sacar conclusiones porque me parece que hoy el escenario es muy diverso y no creo que vaya a haber una salida homogénea, sino que vamos a tener múltiples reacciones a esta pandemia que van a estar incluso en encrucijada entre sí. Creo que vamos a tener que estar atentos para poder acompañar y reaccionar a tiempo.

 

 

 

Desde el Estado, ¿cómo pensás la postpandemia?

Hace poco tuvimos una noticia estructural muy relevante para todes, que es el principio de acuerdo para la negociación de la deuda privada. Creo que necesitamos una estructura macroeconómica y una condición de posibilidad para crecer, como base para poder pensar políticas públicas para el sector y para todo el país. Es una gran noticia saber que eso está en camino y creo que es el primer paso de una agenda larga y compleja que nos permita reactivar cada una de las industrias culturales. Nos va a permitir tratar de lograr que no perdamos en el camino espacios, espectáculos, artistas, contenidos que cuestan tantos años formar y desarrollar. En esta primera etapa el ministerio ha hecho un buen trabajo, incluso entendiendo que nada de lo que hagamos alcanza para paliar la crisis que estamos viviendo. Estamos hablando de una crisis sin precedentes, llegando a niveles más complejos o más bajos que en 2001. Me parece que es necesario seguir, ampliar los programas, pensar nuevas agendas. Queremos que todo lo que estamos haciendo tenga sus resultados.


“Nosotros vinimos a acompañar la cultura de la solidaridad, de lo colectivo y entendemos que no hay posibilidad de vivir en sociedad sin un otro.”


¿Y desde los espacios culturales independientes? ¿Estás al tanto sobre cómo están pensando la postpandemia? ¿Sabes cuál es su agenda?

La realidad de los espacios culturales es grave, como la de todo el sector. Sin duda hay diferencias en términos territoriales. En donde hay gobiernos locales -provinciales, municipales- que apoyan, escuchan y entienden el valor de esos espacios, hay complementos a la ayuda del Estado nacional, hay garantías y acompañamientos de otro tipo. Eso es fundamental, porque no es lo mismo contar con diferentes acompañamientos desde lo público, con exenciones impositivas, con diferentes condiciones y siendo un país tan grande también es verdad que seguramente en San Juan tenemos hoy un nivel de actividad mucho más parecido a lo que era marzo/febrero en todo el país. Y en la provincia, en el AMBA, tenemos una recesión como en muchas otras provincias. Creo que lo más importante es cuidar la vida y esa es la prioridad que tenemos que tener todes. Y eso es ayudar a los vecinos que tenemos alrededor, acompañarnos, ponernos a disposición. Tanto los que tenemos responsabilidades en lo público como el resto, porque de esta nadie se salva solo. Y nadie se salva solamente con la acción del Estado. Necesitamos de todos los sectores de la sociedad para acompañar, creo que eso es algo que está sucediendo y es muy valioso. No tengo dudas de que esa experiencia de solidaridad que estamos viendo a lo largo del país va a tener también su repercusión y va a ser contundente.

 

¿En qué sentido están acompañando decís?

Las organizaciones sociales, los espacios de cultura, los espacios que representan al sector del deporte, del turismo, incluso algunos sectores religiosos están, en su gran mayoría, teniendo en cuenta que nuestro país es amplio y diverso, poniéndose a disposición y acompañando. Entendiendo que esto es un problema que es casi un desastre natural. Aunque no entendamos tan claramente el origen, sí entendemos que es una situación que nos excede y que necesita que estemos todos juntos trabajando para resolverlo, dejando de lado las mezquindades y siendo solidarios. A pesar de que hay sectores que no quieren escuchar ese mensaje o que quieren aprovechar este contexto para profundizar esas desigualdades -son los mismos que siempre apoyan la cultura del individualismo- nosotros vinimos a hacer otra cosa. Que la hacemos desde siempre y es acompañar la cultura de la solidaridad, de lo colectivo y entendemos que no hay posibilidad de vivir en sociedad sin un otro.

 

 

 

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25/04/2024