Artículos destacados, Vidas

Publicado por Javier

Bimbo Godoy: “La belleza no es eso que nos dijeron que era, es una emoción humana”

Texto: Manuela Castro / Fotos: Alejandra Rovira

 

La mirada sabia y la labia clara, Señorita Bimbo (36) habla con la templanza de quien encontró su propia voz. Tiene la risa disfónica, la capacidad de sintetizar sus experiencias de vida en conceptos universales y la boca en rojo carmín.
María Virginia Godoy -ese es su nombre completo- es actriz, comediante, escritora y conduce, junto a Malena Pichot y Martín Rechimuzzi, el programa de radio Furia Bebé, que se emite de lunes a viernes a las 16 por Futurock. En diálogo con Almagro Revista cuenta cómo fue su tránsito personal hacia la libertad interior y hace lo que mejor le sale: plantar la bandera de sus convicciones.

-¿Cómo te fuiste encontrando vos en el feminismo?
-Siempre tuve conciencia de que no era lo mismo ser mujer, que no era fácil, por mi mamá (Virginia Luque) también. Ella era cantante de tango, un mundo en el que ser mujer era más complicado, y siempre hablaba de eso. Al principio yo no me daba cuenta y después fui entendiendo. Teniendo un cuerpo diferente, digo, un cuerpo gordo, claramente sos más agredida siendo mujer que varón. O sea, siempre sentí que había una diferencia, eso es claro, no entiendo a la que no se da cuenta. Uno llega a ver que eso no es un «es así», sino que hay una posibilidad de cambio y que la herramienta es el feminismo. Pero bueno, tardás en llegar a eso. El prejuicio con la palabra supongo que en algún momento lo habré tenido, no me acuerdo cómo era yo antes pero seguro que lo tuve.

-Desde entonces hubo todo un recorrido.
-De chica había leído a Simone de Beauvoir, pero costaba encontrar un feminismo activo acá. A los 18, militaba en Amnesty, iba a la feria de fanzines, a los escraches, cosas… No se hablaba de feminismo sino de anti sexismo, pero a la palabra siempre se le tuvo miedo. Mis amigas tenían un fanzine que se llamaba No somos perros, por los tipos que te chistan en la calle. Después, supongo que empecé a seguir en twitter a Diana Maffía, siempre leí a la Peker (Luciana) y por ese tipo de referentes que lo empezaron a poner en palabras… Malena (Pichot) después… empezás a ordenar las ideas, a leer y a entender. O sea, estaba ahí dando vueltas la molestia porque las injusticias contra las mujeres sucedieron siempre, pero ponerle nombre me llevó tiempo. Supongo que fue… sí, siempre es por otra mujer. Se llega al feminismo por otra mujer. Es hermoso saber que siempre llegás por otra, porque hay otra que lo pone claro y decis, ¡es esto!

-Anteriormente en Villa Cariño -el programa radial que se emitía primero en Radio Cíclope y más tarde en Nacional Rock- y actualmente en tu sección Bimbotiquín, tu relación con los oyentes tiene que ver mucho con contener su vulnerabilidad, exponerla, hablarla. ¿Cómo generaste ese vínculo de consultorio sentimental con tu audiencia?
-Es, primero, mucho psicoanálisis encima, que ya te deja como una manera de pensar las cosas. Vengo de un pasado absolutamente del amor romántico y del arquetipo de la mujer sufriente que fui rompiendo y lucho, como todas, con eso. El amor es un tema fundamental, es ese vínculo que sostiene las cosas. No me parece que haya muchas cosas más importantes. Me gusta mucho hablar de eso, es un lugar donde, pese a las diferencias, te encontrás con cualquier persona. A todos nos han dolido cosas que hemos hecho, que nos han hecho, con respecto a las relaciones. Es un punto de encuentro entre los y las humanas absoluto. Pero también eso habla de que hay un patrón, de por qué todos tenemos eso en común, hasta la manera en la que nos enamoramos y amamos está tocada por el capitalismo y por el patriarcado. Siempre que se habla de amor, se habla solo de parejas heterosexuales. En Villa Cariño hablábamos de amor y punto: de poliamor, de salir del closet, de montones de cosas. La vulnerabilidad, como dice Paul Preciado, es una herramienta. No tenemos que quitarnosla para estar aguerridas o aguerridos en la lucha de las cosas. La conciencia de la vulnerabilidad es algo re humano que nos diferencia de los animales: pensarnos y poder expresar lo que sentimos. Tiene que haber lugar para eso.

-¿Seguís después por privado las historias que surgen en el consultorio sentimental de la radio?
-Sí, algunos no quieren ser leídos al aire. Pero sobre todo a veces nos ponemos tajantes: «no le hables más». Otras, es el ejercicio de pensar qué estamos haciendo ahí. El amor es un lugar donde reproducimos cosas que no van, repetimos patrones. Se juega más la relación con una misma en el amor. Siendo mujer, lo mejor que puede pasarte es ser amada y elegida por un varón. Es un mandato, estamos muy entretenidas en tener el culo parado o en que nos ame un tipo y así sos inofensiva para cambiar las cosas.

«Hay cosas que no creo que tengan que ver con el amor entre dos personas, como la monogamia, vivir juntos, hacer cosas que no tenés ganas, saber todo del otro…»

Hay algo de ser obediente en estar sufriendo porque otro no me quiere y no me elige, y apunta también a no construir la primera relación que hay que construir, que es con una misma. Suena a estas pedorradas de que primero hay que quererse a una misma para… pero la verdad es que es así. Podemos llevar el feminismo a muchas áreas de nuestra vida.

-¿ Y cómo es tu vínculo personal con el amor?
-Primero era todo un mundo de fantasía, nada era real. Recién de grande tuve novios y vínculos, y fui entendiendo y creyendo que era posible. Porque en todo esto de cómo tiene que ser una mujer para ser amada y elegida, quedás afuera si no respondés a ese cánon. Cuesta un montón llegar a creer que te mereces ese amor, que no tiene que ser malo, que no duele. Ahora estoy soltera y con ganas de estarlo, pero vengo de una relación que fue muy buena, de tres años con una persona buena, pero me parece que las relaciones tienen tiempos, también. Hay mucho vacío cuando empezás a deconstruir estas ideas, hay cosas en las que ya no creo demasiado, o que no creo que tengan que ver con el amor entre dos personas, como la monogamia, vivir juntos, hacer cosas que no tenés ganas, saber todo del otro. No tienen que ver con ese milagro que es que dos personas se quieran. Hay vacío cuando uno empieza a caminar el feminismo y a decir “todo esto no es”. Es cambiar de paradigma. Yo no sé cómo va a ser mi próxima relación, pero definitivamente sé que no va a ser como las que se esperan. Conocer a la familia, sacar un crédito, irse a vivir juntos, ya eso no tiene que ver… Creo que con este exitismo del amor de cuánto tiene que durar para que no sea un fracaso, pensamos que si no es para siempre es un dolor terrible. Ahora para mí ya son como estaciones, gente que te lleva a otro lugar de vos, gente que te va acompañando en determinados momentos. Genial si dura muchísimo con uno, o con una, porque quizás me enamore de una mujer, nunca se sabe, no me pasó aún pero… Tendré que encontrar a alguien que tenga ganas de inventar otra forma de nuevo.

-Hablaste de mucho psicoanálisis y de trabajar el amor propio, ¿cómo fue tu recorrido hacia la aceptación?
-Es un trabajo que tienen que hacer todas las personas en general, siendo mujer más todavía porque todo te dice que no sos la correcta, que hay algo siempre que hacés mal. Si no sos madre porque no sos madre, si sos madre te olvidaste de otra cosa, si sos sexy sos muy puta, si no, sos una pacata. O sea, nunca está bien lo que somos, y me costó construirme también porque no crecí en una casa donde se me alentara demasiado a creer en mí misma. Los padres, más allá de las profesiones, se equivocan en las cosas que se equivocan. Me costó mucho creer que yo podía ser lo que quería, que había otra manera, me costó años… Trabajé diez años maquillando y recién a los 30 dije basta, no quiero hacer esto y me animé, después de mucha terapia, a ir a un casting. Estudiaba teatro y no me animaba.

«La belleza no es eso que nos dijeron que era» by @srtabimbo ? cc @almagrorevista

Una publicación compartida de UNO⚡️ (@uno.ar) el

Dice Bimbo que estaba harta de maquillar: “estaba seca”. Entonces, dejó de hacerlo. Regaló todas sus pinturitas y, sin herramientas, no aceptó más trabajos de maquilladora. Un tiempo después, ya estaba actuando en una obra de José María Muscari, y fue a un casting para Un mundo perfecto, un programa conducido por Roberto Pettinato en el que terminó como panelista. Su primera nota fue a Ricardo Darín y, de nervios, cuenta Bimbo que casi no dejó hablar al actor. La experiencia Pettinato duró tres meses, se cansó de mirar Intrusos e Indomables todo el día, y se volcó de lleno a la ficción. La llamaron para un unitario de Televisión para la inclusión, después, para la novela Lobo y, finalmente, llegó la radio.

-¿Qué te iba pasando en ese momento en el que habías soltado todo lo otro y estabas efectivamente viviendo todo eso?
-Ah ¡espectacular! Ningún conflicto, era lo que yo quería hacer. Cuando lo que deseás empieza a suceder, suenan sinfonías adentro. Este era mi lugar. Me ayudó mucho esto que hablamos de la fe en una misma, y construirse y aceptarse desde otro lugar. No soy una persona que tenga miedo a hacer algo que no hice, como radio, escribir la columna… me lanzo.

-Yendo a un plano más banal, ¿qué hacés de tu vida, qué cosas te gustan, cuáles son tus programas?
-Soy bastante solitaria, como hija única la paso muy bien sola, mirando películas y series y leyendo en mi casa con mis gatos. Pero la verdad es que todas las cosas que hago en general están ligadas a un proyectito o algo. Me gusta ir a las asambleas, tener las reuniones con las #NiUnaMenos para planear el paro, esos son planes para mí.

«Sí, soy gorda, ¿y? Yo tengo una vida que me gusta todo lo que hago, la paso bien, soy afortunada».



Y reír y estar con gente que me gusta. Después, me gusta obviamente ir al teatro, ir al cine, pero es muy caro. Me gusta escuchar música con auriculares y andar por ahí, fumarme uno. No soy mucho de salir a boliches, excepto alguna fiesta como la Mostrafest, o esas. Soy mas de planes de amigos y casas.

-¿En qué momento de tu vida estás?
-Estoy en un… suena como las vedettes: «Estoy en un gran momento». Estoy muy contenta, muy entusiasmada porque empezás a cosechar ciertas cosas que no tiene que ver con ganar plata sino de que cosechas más proyectos. La gente y las cosas que hacés te van llevando a hacer más cosas que te gustan con gente, y ya sé que vienen cosas buenas. Me voy a filmar un personaje en una película de Natural Arpaju al Bolsón… estoy contenta con los proyectos y la vida. Y futurock, pero eso es obvio, es felicidad total, puedo venir de mal humor y es felicidad, y me voy bien. O sea, yo necesito hacer radio todos los días. Y en lo personal es un momento de ruptura total, pero no desde el dolor, sino de romper para que crezca algo nuevo, para cambiar.

«Me parece importante avisarle a las mujeres más jóvenes que se pone mejor la vida, como que vas teniendo más herramientas».

-¿Cambiar hacia qué?
-Me parece importante avisarle a las mujeres más jóvenes que se pone mejor la vida, como que vas teniendo más herramientas. Hay un camino personal que es sola y hay que convertirse en una aliada de una, y cuesta mucho llevarse bien con una, ser una aliada, no boicotearse, es un ejercicio complicado pero se pone mejor.





Entonces la voy pasando mejor a los 36 que antes, ya hay cosas que no me interesan, cosas que sé que no quiero. Yo no quiero estar en otra radio, no es que estoy haciendo pasos porque sueño estar en otro lado, no quiero trabajar en radios donde son machistas y donde no me interesaría lo que dicen y me daría vergüenza estar en esa radio. No sueño con el Martín Fierro -que lo da Ventura-, no sueño con la tira de Polka donde el problema sea que el hijo dice que es gay. Es un momento de mucho aliado, de mucha aliada, de mucha gente que no quiere cosas y quiere que sean distintas. No hay a dónde llegar, caminemos, hagamos fracasos. Y también estoy tratando de hacer muchas funciones a la gorra o gratis. La gente está sin plata. Hay que ver la charla Ted de Amanda Palmer, The art of asking. Es eso: te doy lo que yo se hacer y a ver vos cuánto querés dar por eso.

-Hace poco fuiste la tapa de la revista Harper’s Bazaar. ¿Qué significó eso para vos? ¿Pensás que está habiendo un cambio respecto a los estereotipos en la moda?
-Hace cinco años en Elle apareció una modelo plus size. O sea, en el mundo es tendencia pero no solamente desde el discurso, sino que es palpable en la vida. En las ciudades del mundo no te miran. Yo he viajado y nadie me ha mirado jamás, nunca, no miran al diferente por ninguna razón.

-¿Acá te miran mucho?
-Sí, me miran mucho y también me gritan cosas. Cuando encontré mis diarios, encontré la cantidad de veces que escribía que me gritaban por la calle de adolescente. Además, miro las fotos y digo “dame ese peso ahora”, estaba simplemente pulposa. Yo vivía en Ayacucho y Tucumán y era llegar a Santa Fé, y que te gritaran. Y bueno… “me vuelvo”, ¿qué vas a hacer? Iba con mis amigas a Alto Palermo y se reían de mí. No hay a dónde escapar. Salís a la calle y te gritan “gorda”, volvés a tu casa y tus papás te dicen que hagas dieta, te querés comprar ropa y no te entra: morite. Básicamente, es un sistema para que dejes de existir, te olvides de tu cuerpo porque no hay qué ponerle y depresión. En el mundo no miran a nadie, la industria plus size funciona. Hay mucha diferencia acá con el mundo, estamos en la discusión del topless que en Europa la vivieron hace cuarenta años. Buenos Aires es una ciudad súper fóbica al gordo, al puto, a la trava, o a cualquier cosa. No sé si se están rompiendo los estereotipos, falta un monton, pero se está resquebrajando todo. Cada vez hay más mujeres con menos vergüenza, por suerte, porque no tenían por qué tenerla. Me parece que el orgullo viene de ser persona. Yo no aliento a que si estás con un sobrepeso alto estés cómoda y te sobre adaptes, sino que desde ese momento hasta que llegues -con todo el proceso que implica- a un peso más saludable, existas. Porque eso les pasa igual a todas las mujeres: el jean, la bikini, ir a la “clase de”, y mientras tanto estás viva y se te va la vida. Entonces, en el mientras tanto disfrutar y existir igual. Es un derecho sentirse linda, pero sin responder al estereotipo. La belleza no es eso que nos dijeron que era, es una emoción humana, no es algo impuesto. La prueba está en toda la gente que hemos amado, no eran los lindos o las lindas, era gente que amamos, y a la que le encontramos algo bello.

-¿Hasta cuándo la ropa va a ser un problema para las mujeres con sobrepeso?
-No voy a spoilear pero a mitad de año voy a hacer algo. Estoy en un proyecto que va a hacer ruido porque va a haber ropa que no va a ser horrible, ni para viejas. Una chica gorda de 20 años, ¿qué hace?, ¿qué se pone? Va ligado de muchas cosas. Si no tenés ropa para ponerte, ¿qué trabajo te imaginás? Una entrevista de trabajo, de lo que querés ser. No es una pavada, la ropa nos viste la vida, vivimos vestidos. A mí me llevó mucho trabajo saber que no era real eso y que gorda no es un insulto. Sí, soy gorda, ¿y? Yo tengo una vida que me gusta todo lo que hago, la paso bien, soy afortunada. Ya los que tenemos comida, cama para dormir, que nacimos en un lugar donde más o menos hay una mínima oportunidad de educarte, ya somos los afortunados del mundo, y eso implica una responsabilidad.

-En Futurock armaron sus propias reglas y eso parece generar ruido en mucha gente que se enfurece con su presencia.
-Estamos enojando a la gente correcta. Digo, cuando los empleados protestan se enojan los patrones. Cuando no había más esclavos se enojaron los señores que no tenían más esclavos.

«No hay a dónde llegar, caminemos, hagamos fracasos».



Hay gente que se va a enojar y es la gente correcta. Obvio que queremos hacer ruido, no es naif. Queremos que mucha más gente se de cuenta que puede hacer las cosas de otra manera, sin depender del mal, de las empresas del mal, de tener que transar con cosas que no quiere. El machismo está antes que el capitalismo, todos somos machistas, está metido en todo, entonces interpelar eso implica romperse y que haya un vacío que la gente no está dispuesta a pasar. Lo entiendo, porque la vida es durísima, nadie entiende para qué vino, y si encima le agregás que todo eso a lo que te agarrás fuerte para encontrarle un sentido es una mierda, bueno, obvio, no lo vas a querer ver. Pero no vamos a vivir para siempre, yo quiero sacarle jugo a las cosas. Acá a la vuelta hay gente que no tiene nada, hay gente que no le importa a nadie. Este país además considera que hay otra mitad del país que son negros de mierda, es la idiosincrasia argentina. Entonces bueno, es como heavy, las cosas no están bien, el que crea que las cosas están bien así es porque está del lado de los poderosos.