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Publicado por Javier

Jorge Altamira: “Soy de la generación del 60 y aquello por lo que luchamos, lo vamos a conseguir”

Texto: Franco Spinetta / Ilustraciones: Sofía Martina

 

jorge-altamirajorge-altamira-La revista no se llamará Almagro por San Lorenzo, ¿no?- bromea Jorge Altamira, fanático de Huracán, sentado en un café del barrio de Palermo frente al Botánico.

-Almagro es una deformación de una expresión árabe, Al Magreb, que significa “donde se pone el sol”.

-Ah, muy bien. Es decir que ustedes representan el ocaso. Es muy para la época, porque el optimismo fácil desapareció.

Así comienza una charla con –quizá- el máximo referente de la izquierda argentina, el principal dirigente del Partido Obrero y un teórico obsesionado con el devenir de los mercados mundiales. Altamira está grande, pero muy activo. Todas las mañanas –como esta- atiende radios de todo el país y llamados de sus camaradas que lo consultan por cuestiones operativas. Lee diarios de todo el mundo, en varios idiomas, y dedica sus horas a construir una alternativa socialista al modelo imperante. Está convencido de que sus ideas, cocinadas con el fuego de los años 60, van a triunfar más temprano que tarde. Pero hoy dice que el “optimismo fácil desapareció”.

-¿Cómo es eso?
-Es difícil que alguien le ponga a una revista “amanecer”. La gente es más escéptica.

-¿Por qué?
-El otro día me paró un pibe en la calle, era kirchnerista. Le dije que su razonamiento no lo hubiéramos hecho nosotros a su edad.

-¿Qué razonamiento?
-Que tenemos que comprender que Cristina se enfrentaba a un mundo difícil… en los 60 o 70, cuando te enfrentabas a un mundo difícil tenías que ponerle más para quebrar ese mundo. Ahora tenés que ponerle menos. ¿Cómo es eso?

-¿En ese razonamiento podría estar el peso de la derrota que significó la dictadura?
-No, porque son los pibes. Es la gente joven, no los que vivieron las derrotas. Ya lo vi esto. No es algo que improvisé. Una vez, en un bar, a un mozo joven y kirchnerista, le digo: “Se están robando todo”. Entonces me dice ‘bueno, no, ellos siempre tuvieron plata’. Cuando nosotros teníamos 20 años, no pensábamos así: ¡a la mierda!

-¿A qué se lo atribuís?
-No todas las generaciones son iguales. Hay inmadurez relativa. Yo se lo atribuyo al derrumbe teórico político de la izquierda.

 «En los 60 o 70, cuando te enfrentabas a un mundo difícil tenías que ponerle más para quebrar ese mundo. Ahora tenés que ponerle menos. ¿Cómo es eso?»

 -¿Eso está relacionado con el fracaso de la Unión Soviética y cierta aceptación generalizada de que “no hay alternativa”?
-Un período difícil crea un pensamiento de adaptación y también un pensamiento crítico, que es siempre frente a la adversidad. Cuando hay una situación favorable, si ese pensamiento crítico no hizo su recorrido entonces no va a tener ninguna influencia. Encontrar una correspondencia mecánica entre las ideas favorables y los momentos de avanzada, no es correcto. En general no se da nunca, aunque hay excepciones.

Un momento muy favorable fue la Revolución Rusa, pero todo el mundo estuvo en contra: los únicos partidarios de la revolución fueron los bolcheviques. Ahora, en los momentos desfavorables, mirar adentro de todo eso es lo que crea pensamiento. Por eso yo atribuyo la fortaleza relativa que puede tener el PO a haber advertido el derrumbe de la Unión Soviética con diez años de anticipación. Y haber trabajado sobre esa hipótesis. El derrumbe de la URSS quebró todos los partidos, inclusive a los trotskistas.

-Había ganado sólo el capitalismo, más allá de las divisiones de la izquierda.
-Siempre cuento lo mismo. Cuando Hong Kong fue recuperado por China, todo el mundo en la izquierda lo caracterizó como una victoria de la soberanía nacional china. Nosotros dijimos el principio de la restauración capitalista porque a partir de entonces, China se tenía que encargar de proteger a un centro financiero internacional. Eso fue en el 82 y la URSS se disolvió en el 91. La adversidad es lo que fomenta el desarrollo político.

-¿Qué lugar ocupa entonces la izquierda hoy frente a esta falta de alternativa?
-Desde el punto de vista objetivo, la falta de alternativa es falsa porque allí donde la izquierda tiene alguna tradición está creciendo. Y allí mismo es donde se dice que no hay alternativa.

-¿Por ejemplo?
-En Brasil la izquierda crece, en las últimas elecciones tuvo un caudal de votos importante. Pero para seguir creciendo se han derechizado.

Altamira ROJOAltamira ROJO-¿Por qué pasa eso?
-Porque tienen un enfoque electoral y dicen que la gente está asustada de sus ideas extremistas. En lugar de esforzarse por explicarlas mejor, cambian. Y no las pueden explicar mejor porque no saben cuáles son esas ideas extremistas. Se acusa de extremistas a dirigentes que de extremistas no tienen nada. Un día mirando el Twitter veo que O’ Globo llama a votar por la izquierda (risas). Mirá si un día Clarín titula: ‘votemos a Altamira´. Algo pasó, capaz fue tomado por los obreros el diario.

-¿Y ustedes qué proponen?
-Nosotros mostramos abiertamente nuestra fisonomía anti-capitalista y seguimos creciendo en votos, estamos en 5 legislaturas. Acá no hay trampa que valga. La trampa puede manifestarse en el Frente de Izquierda porque, ya en otro plano, hay una adaptación electoral. No en el discurso.

-Si de repente el FIT estuviera a punto de ganar una elección legislativa, ¿no se modificaría el discurso?
-Depende de cómo se llega a esa elección. Tiene que llegar con un empuje de, por ejemplo, el movimiento obrero. Pero estos procesos electorales esconden el hecho de que lo principal no son justamente esos procesos. Acá hubo una rebelión popular en el 2001, el otro día hubo una huelga de mujeres, en Bolivia hubo una insurrección en 2003, en Venezuela pasó el Caracazo, hay un estado de crisis total con movilizaciones inmensas y tiene que intervenir Estados Unidos y el Vaticano. ¿Por qué no se desarrollan conclusiones sobre las características de esas luchas y se agotan el cerebro sobre las características de los procesos electorales? Vos estás eligiendo ya una categoría de análisis, tomando posición.

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-Yendo hacia un análisis social de los procesos. Lo que hubo luego de las insurrecciones populares en América latina fueron procesos signados por el populismo, que a su vez terminaron en otra restauración conservadora.
-De ninguna manera. Ha quedado abierta una etapa, estos todavía no restauraron nada. Tendrán que derrotar a los trabajadores primero. Si pierden las elecciones…

-Los petroleros firmaron una paritaria por productividad… hay señales poco alentadoras.
-Pero al mismo tiempo los bancarios hacen huelgas fenomenales. Todo el esquema económico de este gobierno es extremadamente frágil. Si suben la tasa de interés a nivel internacional, se cae todo.

-¿Una crisis de deuda?
-Por supuesto, no hay ninguna duda. La etapa que se viene, es la que se está poniendo en pugna ahora. Si el macrismo fracasa, vamos a tener una experiencia revolucionara en el corto plazo o un poco más. A ver, ¿por qué se estabilizaría esta experiencia neoliberal? El propio Macri a través del endeudamiento está disimulando su incapacidad de aplicar un ajuste. Por resistencia, por presiones internacionales que les exigen que no hagan el ajuste porque el déficit del Estado sirve a la colocación de plata del exterior… porque todos estos charlatanes del “ay el déficit fiscal”, en realidad es lo que quieren: sin déficit, ¿por qué habría que contraer deuda? La prueba está en que hoy todos los países del mundo tienen déficit. Y todos los financian con deuda. Si se pusieran de acuerdo y tuvieran superávit, se caería el capitalismo. Este tipo lo que hizo fue ganar una elección, ahora tiene que concretar en la práctica. Todavía no ganó la transición. ¿Cuánto le llevó a Menem ganar la transición? ¡Y él era peronista! Además, los años 90 fueron de bonanza económica, que terminó con la crisis asiática del 97. La analogía con Menem es útil. Todos dicen: Macri ganó la elección, cagamos. Y no. Menem tenía para vender las propiedades estatales.

-Ahora, Jorge, después de la impresionante crisis financiera de 2008, el Estado terminó salvando a los bancos.
-No salvaron nada.

-Pero al sistema financiero lo rescataron.
-Dicen que lo devolvieron a la normalidad, pero no es así. ¿Vos viste alguna vez a un tipo de izquierda que saca 12 millones de votos en Estados Unidos? Ese fue Bernie Sanders en la interna demócrata. ¿De dónde te creés que salió? Del rescate de los bancos. Lo fenomenal es que se producen transformaciones políticas que la izquierda no quiere ver. ¡En Estados Unidos!

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-Supongamos que Sanders hubiera ganado la presidencia finalmente, ¿hubiese tenido la fuerza para modificar el sistema?
¡Qué me importa! Por supuesto que no. Pero es fabuloso… que un reformista, centrista, no tenga la fortaleza de cargarse a Wall Street, está escrito en los libros. Pero no se puede desconocer el fenómeno. Te lo están gritando en la cara. Si la salida al capitalismo era Cristina, Evo Morales, todo eso se vino abajo, como lo advertimos nosotros. Por eso fuimos opositores. Es muy significativo: se supone que la izquierda tiene que crecer si gobierna la derecha y nosotros crecimos cuando gobernaba la izquierda, entre comillas. Es muy profundo, lo advertimos, los señalamos y convencimos a mucha gente del movimiento obrero que se separó del cadáver del kirchnerismo. Por eso hemos ganado en los sindicados, el kirchnerismo no tiene sindicatos. Esto no quiere decir que te tengas que apresurar, hay que ir formando conciencia política. Es un momento brillante.

-¿Cómo brillante? ¿Por la descomposición que advierte? Uno tiene la sensación de que el capitalismo tiene la gran capacidad de fagocitarse su propia mierda para fortalecerse y seguir ganando generaciones con promesas de buena vida.
-Eso es verdad, pero, ¿cuál es la tendencia? Es indudable de que se trata de un sistema absolutamente maleable y en la medida en que haya una crisis en la izquierda, su capacidad es mayor. Pero si vos fagocitás mierda, probablemente tengas un cáncer en el estómago. Hoy existe un potencial de rebeldía que se manifiesta en muchos lados y el desafío es unificarlo. La gente se rebela.

-¿Y cómo se sostiene si es todo una gran mentira?
-Es que pasa algo muy curioso. La prensa financiera internacional de alto nivel es catastrofista. Y la prensa de izquierda es anti-catastrofista. Los que están adentro, saben que esto es imposible. Te lo dicen todos los días, leé el Financial Times, ¡te lo gritan en la cara! Esto no va más. Al mismo tiempo tenemos una izquierda escaldada por los fracasos. Y yo creo que hay que sacar conclusiones.

«Si vos fagocitás mierda, probablemente tengas un cáncer en el estómago. Hoy existe un potencial de rebeldía que se manifiesta en muchos lados y el desafío es unificarlo. La gente se rebela»

-Un pensador británico, Mark Fisher, dice que la izquierda se olvidó de dar una batalla por el deseo, como si los únicos objetos eficientes y cómodos pudieran adquirirse bajo este sistema capitalista.
-Es una visión fragmentaria de la realidad. Hace unos meses hubo una huelga general de Wall Mart en China, donde no hay sindicatos. Es decir, en primer lugar, me cago en el deseo. Porque se valieron de un objeto del deseo para armar una gran huelga general. En segundo lugar, toda economía mercantil, subjetivamente es una economía de deseo. Y eso comporta una realidad contradictoria: un jubilado querría tener algo pero no puede porque no tiene la plata. Es decir, no está sólo el deseo sino la frustración, la usura de los deseos. Ya ahora nadie se calienta por un iphone, que se ha naturalizado. Es inevitable en una economía de mercado, pero hay una tendencia de querer explicar el mundo de una manera fragmentaria: se habla del deseo, de la manipulación y cada uno tiene un nicho que le sirve para justificarse. Acá hay que tener un enfoque de la totalidad, y eso es la bancarrota capitalista.

-¿Cómo es eso?
-Lo que caracteriza esta crisis es la quiebra de los bancos. En cualquier idioma se llama bancarrota.

-Pero volvemos a que los bancos son salvados por los gobiernos… como lo hizo Estados Unidos.
-Esto que te voy a decir es muy arbitrario. Si tuviéramos que tomar un elemento para explicar a los indignados de España y Podemos, sería el rescate de Bankia. ¡Qué grande el capitalismo! Una corruptela fenomenal, la gente enojadísima, la puta que lo parió. Obviamente no hay una comprensión del conjunto porque Podemos no la tiene, imaginate que apoyan la permanencia de España en la OTAN. Tiene que haber un análisis de la totalidad, de la decadencia del sistema social. El capitalismo ha desarrollado enormemente las capacidades productivas, pero ya no es así. Y lo más significativo, que nadie lo dice –y no porque no lo sepan-, es por qué tenemos una crisis tan grave pocos años después de la disolución de la Unión Soviética, si eso significaba la victoria total del capitalismo. Tendríamos que tener un proceso eufórico.

PrintPrint-¿Y por qué no lo tenemos?
-¡Porque la Unión Soviética y China explotan por los métodos del capitalismo! No lo hacen con un capitalismo pujante, que abre fronteras, que viene a la Argentina y hace 45 mil kilómetros de vías, abre un horizonte en La Pampa, construye los puertos. No, es este capitalismo putrefacto de negociados financieros. Entraron a Rusia y China con esos métodos. Por eso tenemos huelgas en China de estas proporciones. Es significativo que cuando el capitalismo canta victoria, empieza su crisis.

-En todo ese minué, ¿qué lugar ocupa la Argentina?
-Somos un país periférico, sin ningún tipo de autonomía. Cuando se produjo la crisis de 2008, el kirchnerismo naufragó: Kirchner perdió en la provincia de Buenos Aires con… ¡De Narváez!

-El Frente de Izquierda, contra todo pronóstico, sigue vigente a pesar de sus tensiones internas, ¿cómo lo imaginás de acá a un tiempo? ¿Creés que podrían captar el voto kirchnerista desencantado?
-Sería una torpeza. No hay que hacer demagogia kirchnerista para captar los votos para el Frente de Izquierda. Le hemos ganado a la burocracia kirchnerista del sindicato del neumático, no porque cortejábamos a sus políticas, sino porque los enfrentamos. Nos llevamos a los obreros porque no hicimos kirchnerismo.

-A Macri le quedan tres años y medio de gobierno.
-Vamos a ver, vamos a ver.

-¿Qué va a pasar?
-A mí me llama la atención que en varios programas se diga que si no gana el año que viene no termina el mandato. Yo estaba acostumbrado a que yo decía esas cosas… y me puteaban. Ahora lo dicen los demás dirigentes, como Massa. Hay una coincidencia en que cualquier cosa que quiera hacer Macri, sobre todo en materia económica, depende de que gane en 2017. Esto es mortal. Con la crisis que hay, no tiene un año de tiempo. Ya no me interesa si gana o no.

-¿Cuál es la parte más aguda de esa crisis?
-Han armado un esquema financiero completamente vulnerable al mínimo sacudón internacional. Eso termina con Macri en 48 horas. Una sacudida… En esencia el plan macrista es un negociado de todos los capitales financieros que no tienen dónde invertir el excedente. Nada más, ni siquiera es un proyecto endógeno, sino exógeno. Como la dictadura, que se endeudó por la presión exterior que necesitaba reciclar los dólares de la suba del petróleo.

«Han armado un esquema financiero completamente vulnerable al mínimo sacudón internacional. Eso termina con Macri en 48 horas. Una sacudida…»

El mismo movimiento está sucediendo ahora: se tienen que endeudar. Por eso no hay una oposición seria al incremento del déficit. En el capital financiero esto es un movimiento menor, la Argentina no representa nada en una cartera de inversiones.

-Bueno, pero la Argentina fue el segundo país emergente que más se endeudó este año. Y para 2017 prevén tomar más de 40 mil millones de dólares.
-Es una barbaridad. Por eso han convertido al pago de la deuda en el primer rubro de gasto presupuestario. Eso es lo que hay que ver. La izquierda tiene que ver las cosas de esa manera. No se prepara nada, si no tenés establecida una perspectiva. Si lo explicás bien, la gente se da cuenta de que la izquierda es la alternativa. Soy optimista. Soy de la generación del 60 y aquello por lo que luchamos, lo vamos a conseguir. No nos vamos a retirar del escenario de la vida sin haber triunfado, con la asistencia de las nuevas generaciones. No sé si vos lo percibís: entre los militantes sesentistas, hay una aguda conciencia de que todo está vigente. Y lo sienten las nuevas generaciones también, que se refieren siempre a ese período.

miscelanea-mariano-ferreyramiscelanea-mariano-ferreyra-¿Y por qué pensás que no está tan desarrollada la conciencia revolucionara en las nuevas generaciones?
-Yo lo veo de la siguiente manera. Esta generación tiene considerables ventajas sobre la nuestra. No están estructurados sobre ideas recibidas, que no servían para un carajo. Y tienen una actitud más intrépida en la práctica de todos los días. No comparado con una lucha armada, por supuesto. Hay que analizar todos los componentes, como el oportunismo que era muy grande: creer que se quedaban con el peronismo… bueno. Esto que yo veo como mucho más radical, no está acompañado por un desarrollo teórico que la izquierda debería producir. No es un proceso mecánico, pero sí vital. Nadie se quiere suicidar. Todo ese descontento se va a coagular y se va a desarrollar. Un comentario insistente que escucho de los jóvenes es que no toleran la disciplina laboral. Entonces lo que vos llamás home office, tiene ese otro lado. Ahora, viven los límites de eso: menos ingresos, son monotributistas. Les joden la vida.

-¿Pero lo ves como algo bueno?
-Tiene todos los lados. Pero se trata de romper una disciplina. El otro día un obrero joven de una fábrica me dijo que iba a renunciar para hacer alguna otra cosa porque no aguantaba a los patrones. En los 60, la gente estaba contenta de entrar a una gran fábrica. Ahora hay un nivel de despojo de derechos sociales… hoy las burocracias son permisivas y les llegan a decir a los trabajadores que estén contentos solo por el hecho de tener laburo.

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