Texto: Tomás Robbio / Fotos: Mariano Campetella
Francisco y Nicolás son dos hermanos que nacieron en Esperanza, provincia de Santa Fe. El primero fue una de las figuras del Ascenso a la B Nacional con Defensores de Belgrano y, el segundo, subió al Regional 2019 como entrenador de Fernando Cáceres FC. Uno adentro de la cancha, el otro afuera, pero ambos con la misma ilusión de seguir creciendo.
El fútbol de Ascenso es, para quien no lo conoce, un cúmulo de emociones y sensaciones fuertes que, por lo general, se vive desde un lado más carnal. Aquel que observa cotidianamente fútbol de élite, ya sea Premier League (Inglaterra), La Liga (España) o bien, el Mundial de Rusia, quizá le resulte menos atractivo el fútbol de divisiones menores; sin embargo, aquel que descubre el mundo del ascenso con todo lo que eso conlleva, probablemente, se convierta en un seguidor fiel de la categoría.
Francisco, quien fue el goleador en el ascenso con Defensores de Belgrano –equipo grande de la Tercera División-, tuvo varios pasos por el fútbol de ascenso, entre ellos, Racing de Olavarría. Además, jugó en la Primera de Ecuador (Emelec) y de Bolivia (Blooming). “Amo todo lo que tenga que ver con este deporte, me entreno para mejorar y lo veo a diario para entender aún más. Cuando las cosas se hacen con pasión no pueden fallar”, dice.
Nico, su hermano mayor, tuvo un recorrido diferente: comenzó con el periodismo deportivo y, de manera simultánea, estudió la carrera de director técnico e hizo varios cursos de preparación física y táctica: “El fútbol me atraviesa desde siempre, desde que tengo uso de memoria. Llegado el momento, este es el camino que elijo, sin dudas”.
Nicolás entrena a Fernando Cáceres F.C., equipo recientemente ascendido del Federal C al Regional. El dueño de la institución es justamente “El Negro” Cáceres, aquel central que supo jugar y brillar en la Selección Nacional, en River, Boca, Independiente y hasta en el fútbol europeo de primer nivel. El “Negro” sufrió un asalto en 2009 donde perdió un ojo y quedó en silla de ruedas. Así y todo, siempre expresó que no les guarda rencor a los asaltantes y el entrenador de su club toma esto para motivar a sus dirigidos: “A mis jugadores les digo que deben representar en la cancha a alguien que nos representó a todos, sin dudas es un ejemplo de superación y de carácter”.
Francisco, 29 años y en busca de club, afirma que habla a diario con su hermano: “Soy un enfermo del fútbol y me gusta mucho hablar de táctica y analizar los partidos con él. Lo bueno es que coincidimos bastante con la visión que tenemos de los partidos. Él me da consejos de los movimientos y ubicación dentro de la cancha”.
-¿Cómo se dieron ambos ascensos?
-Francisco: Lo nuestro fue un alivio enorme. Empezamos el torneo perdiendo con Platense, pero enseguida nos repusimos y sabíamos que este equipo estaba para dar pelea, teníamos con qué. Era cuestión de asimilarlo y demostrarlo. Y así fue. Con el correr del campeonato los resultados se fueron dando y nos depositaron en el reducido que fue durísimo. Pero creo que el ascenso fue justo y merecido.
-Nicolás: Nosotros siempre mantuvimos la idea. No nos salíamos de lo que veníamos llevando a cabo y eso fue clave por parte de los jugadores que así lo entendieron. Ni los resultados adversos nos hicieron temblar. Siempre apostamos por lo mismo. Y creo que eso fue la clave: la insistencia. Y a lo largo eso da sus frutos.
-Francisco, en tu caso, ¿cómo fue tu adaptación al estilo de juego de Defensores, tras llegar desde Platense?
-Es difícil, pero o te adaptás o vas para afuera. No tenés tiempo para cambiar tu mentalidad o jugar en función del equipo. Tiene que ser rápido porque con la calidad de jugadores que hay vas para afuera.
«Nuestra realidad es la que marca el ascenso más puro, el de más de adentro. Chicos que están en la obligación de tener un trabajo. A nosotros nos tocó un grupo con mucho recorrido, venían de la B Metro o Primera C. Algunos se levantan 6 o 7 de la mañana para venir a entrenar hasta el mediodía y después empieza su vida laboral»
Nicolás generó mucho asombro y buenas repercusiones en el fútbol del ascenso con lo que propone a través de su equipo. Su admiración por Marcelo Bielsa y sus estudios con el profesor Alejandro Kohan y Ariel Holan le dieron una jerarquía táctica que no es habitual para una liga regional. Si bien no pudo coronarse en la final ante Everton de La Plata, Fernando Cáceres es un equipo que da que hablar por su modo de juego: con pelota al ras del piso.
-¿Cómo es vivir en el fútbol del ascenso cuando el periodismo y/o la gente de lo único que habla es de Messi o Cristiano? ¿Piensan que en el Ascenso no se los valora tanto como deberían?
-Francisco y Nicolás: El que está en Primera por algo es. La gente se queja cuando un jugador erra un pase, pero no tiene idea de todo el sacrificio y las pruebas que tuvo que pasar para llegar ahí. Y creemos que en el Ascenso es muy parecido, pero se valora menos todavía.
-¿Por qué creés que se los valora menos si vos entrenás lo mismo que un jugador de Primera y cuando llegás a tu casa vas al gimnasio y comés sano?
-Francisco: Es exactamente igual, pero con menos recursos. El entrenamiento es el mismo, aunque cuesta más. La diferencia es que el jugador que está en Primera ya está pensando en Europa quizá, en mi caso pienso en tres categorías más arriba. Los escalones son diferentes. Yo he jugado torneos federales y es casi el mismo nivel y quizá por falta de difusión o de conocimiento o ignorancia, piensan que es un torneo amateur cuando no lo es.
-¿Ambos viven del fútbol?
-Francisco: Sí
-Nicolás: Yo no. Obviamente que es a lo que aspiro de forma permanente. La vida del futbolista para el común de la gente es desconocida con base en el esfuerzo que se hace. La mayoría cree que son dos horas y se van a su casa, cuando en realidad el futbolista trabaja 24 horas. Porque el descanso, la alimentación, más los determinados cuidados que tiene que tener, pese a que mucha gente lo tiene de forma natural, ellos tienen que cuidarse y medirse.
-¿A quiénes admiran en sus puestos de afuera y del ascenso?
-Francisco: “De afuera miro mucho a Lewandowski y del ascenso al Gordo Altamirano, con quien compartí equipo en Cole.
-Nicolás: Siempre tuve como referente a Marcelo Bielsa. Lo tengo tatuado en mi pierna. Creo que es el mejor entrenador del mundo. Cuando digo entrenador es el que entrena futbolistas, independientemente del director técnico. Me gustan sus formas, sus modos, creo que es una referente en todo sentido.
-¿Por qué tus equipos no juegan como Bielsa si lo admirás tanto?
-Nicolás: Para que tus dirigidos jueguen como los equipos de él, tenés que ser Bielsa. Tenés que tener esa capacidad. Lógico que intento, si bien no quiero parecerme a nadie, voy copiando modelos que me gustan para formar el propio.
Nicolás, no sólo dejó atónito a más de uno por el estilo que pregona en Fernando Cáceres, sino también por el uso de la tecnología como herramienta de aprendizaje: “Usamos drones para algunos trabajos específicos, donde necesitamos una toma completa desde arriba. Y estamos incorporando GPS. Usamos la tecnología como una herramienta más, lo importante es convencer al jugador”.
-¿Con qué momento de su carrera se quedan?
-Francisco: De equipo me quedo con el Colegiales de Kopriva. Ese semestre estuvimos cerca del ascenso, no lo conseguimos pero había un equipazo y un grupo increíble. Y de momentos con el último en Defensores de Belgrano, porque fue mi primer ascenso y es una sensación única.
-Nicolás: “Por el tiempo y el tipo de torneo, priorizo el ascenso con Fernando Cáceres. Se logró un gran objetivo, pero han habido muy lindos momentos tanto en Excursionistas, Midland como en Colegiales”.
-¿Cómo vive un jugador de Fernando Cáceres, cómo sería una rutina?
-Nicolás: Nuestra realidad es la que marca el ascenso más puro, el de más de adentro. Chicos que están en la obligación de tener un trabajo. A nosotros nos tocó un grupo con mucho recorrido, venían de la B Metro o Primera C. Algunos se levantan 6 o 7 de la mañana para venir a entrenar hasta el mediodía y después empieza su vida laboral.
-¿Y si necesitás hacer un doble turno, cómo lo manejás?
-Nicolás: Menos es más. Nosotros necesitamos a los jugadores descansados, frescos. Son personas, como todos. Tienen sus cosas, su vida y si les alterás la rutina, los sacás de su estructura que ya es muy compleja por los largos viajes. Lo único que hacés es complicarlos y no les das ningún tipo de beneficios. La idea es facilitarles la vida lo más posible.
«En Buenos Aires, todos vivimos lejos de los otros a diferencia del interior. Entonces no se da esa unión de grupo que sí se da allá, porque pasás más tiempo con tus compañeros. En Olavarría nos la pasábamos juntándonos a tomar mate, comer asados y jugar a la play. Nos veíamos muy seguido. Además, cada 15 días teníamos viajes en micro larguísimos y eso para los grupos suma mucho. La ciudad de Buenos Aires no te permite tener eso»
-¿Cómo es su preparación? Al no tener concentraciones, ¿se encuentran antes en algún punto?
-Nicolás: En general en el Federal C hay variedades muy grandes: algunos hicieron pretemporada en la Costa como los equipos de Primera. En nuestro caso, que somos un equipo más modesto, nos adaptábamos a lo que teníamos. En el caso de los partidos intentábamos cumplir con los requisitos mínimos de pre-partido. Nos juntamos a comer y vamos todos juntos y llegamos con mucha antelación al horario del encuentro.
Francisco jugó en Racing de Olavarría entre 2011 y 2013, equipo que actualmente milita en el Torneo Argentino B, es decir, la quinta categoría del fútbol argentino. Un club con escasos recursos económicos, pero con demasiadas ambiciones. Tal es así, que el “Violeta” llegó hasta los cuartos de del reducido, en donde enfrentó a Santamarina de Tandil para ascender a la B Nacional en 2013, pero según medios locales fue perjudicado de manera grotesca por el árbitro en el partido de vuelta y así se esfumaron las ilusiones de llegar a lo más alto.
-¿Notaste mucho la diferencia en tus compañeros de Defensores o Platense con los de Racing de Olavarría? Me refiero a que algunos viven del fútbol y otros no. ¿Cómo se percibe eso en un plantel?
-Francisco: En Racing tenía compañeros que trabajaban, era un equipo muy humilde por ser el Federal A -hoy se encuentra en el Federal B-. Hemos estado varios meses sin cobrar, pero nunca se me pasó por la cabeza hacer otra cosa que no sea jugar al fútbol. Estaba convencido y decidido que iba a vivir de esto. Comparando a Racing con Platense o Defensores, era totalmente diferente. Acá todos los jugadores viven del fútbol y no hacen otra cosa.
-¿Cómo es el personaje de ídolo dentro del fútbol de Ascenso si hacés un paralelismo con grandes figuras del fútbol argentino?
– Francisco: Olavarría es una ciudad de 120 mil habitantes y no se vive la locura de ver a ese ídolo tan lejano, porque lo tenés ahí nomás. Te cruzás todos los días con hinchas por la calle y siempre tiran buena onda. También pasa con los grupos en los planteles: acá en Buenos Aires, todos vivimos lejos de los otros a diferencia del interior. Entonces no se da esa unión de grupo que sí se da allá, porque pasás más tiempo con tus compañeros. En Olavarría nos la pasábamos juntándonos a tomar mate, comer asados y jugar a la play. Nos veíamos muy seguido. Además, cada 15 días teníamos viajes en micro larguísimos y eso para los grupos suma mucho. La ciudad de Buenos Aires no te permite tener eso.
El reciente Mundial en Rusia sucedió a 17,089 kilómetros de la ciudad de Olavarría, donde también se respira fútbol. Si es mejor o peor, se lo dejamos a quienes quieran analizarlo, pero hay que dejar abierta la duda de si es tan sincero, puro y genuino como sí lo es el del Ascenso.