Desde muy chicas las mujeres aprenden a maquillarse. Conocen el recorrido y los detalles de sus labios, de sus cejas y sus pómulos a la perfección. Desde edades muy tempranas saben de sus uñas, de su panza y sus caderas más que nadie. El espejo, los programas de televisión y los adultos que dan sus opiniones acerca de cómo es mejor que se vean, ayudan a afinar la percepción sobre estas partes del cuerpo (que muchas veces también se convierte en una atención desmedida). Pasan los años y en el colegio vemos las partes de los “aparatos” sexuales humanos. En algunos casos, biología viene acompañada de educación sexual. Los hombres, para ese entonces, ya se masturban hace rato y saben de memoria qué forma tienen el pene, tanto cuando está parado como cuando hace frío. ¿Sucede lo mismo con las mujeres? Tati Español, divulgadora sobre sexualidad y creadora del seminario “Todo sobre tu vulva” está convencida de que no, y que esto tiene su efecto en la forma de experimentar la sexualidad durante el resto de la vida.
“Quizá en estos últimos años empezamos a soltar algunas cosas, pero venimos de muchos años de mucha represión y confusión”, dice Tati Español (34), a Almagro Revista. Autodidacta (estudió diseño de imagen y sonido), Tati cuenta que la investigación acerca de la sexualidad la atrapó y no la dejó escapar: “Soy bastante nerd, obsesiva, me enredo en historias, en libros, y entonces iba a la fuente y de esa fuente a otra y así. Siempre leía, averiguaba y de golpe me di cuenta que había juntado un montón de información. Y hablando con otras personas me daba cuenta que toda esa información no estaba muy a la luz, fácil de acceder y de contar. Para mí era un lenguaje muy fácil de manejar, instintivamente, desde siempre”.
Un momento de crisis en un trabajo de diseño gráfico hace dos años fue el catalizador de los encuentros de divulgación que hoy realiza (y de los cuales se dedica a tiempo completo), en los que aborda la historia de la sexualidad, la anatomía de la vulva y, también, la masturbación. “Me dedico a investigar sobre sexualidad de personas con vulva, que incluye lesbianas, personas trans que tengan vulva y personas que se identifiquen con un género femenino pero que no tengan vulva también”, demarca.
“Las charlas que se generan en los talleres o seminarios -que hoy se hacen de manera virtual-, lo que me fueron dando es un montón de respuestas sobre cómo viven su sexualidad otras personas, que sobre todo las mujeres la tenemos tan callada y tan metida para adentro”, explica Tati Español.
-¿Alguien que va a tu seminario con que se encuentra?
-Por un lado, en la primera parte, que me parece una de las cosas más fuertes, hago un mínimo resumen de la historia de nuestra sexualidad. Porque desde la sexualidad de mujeres o personas vulvo portantes hay muchos mitos, tabúes y mucha falta de información que tiene que ver con la historia y que tiene toda una explicación. Entonces es entender por qué nuestra mamá, nuestra abuela, nos criaron con tan poca información, y cuando estudiamos un cachitito la historia de nuestra sexualidad entendemos todo: la monogamia, la depilación, el coitocentrismo, la heteronorma. La idea es a través de la historia ir planteándonos todas estas estructuras que tenemos tan naturalizadas y tan arraigadas. Después hago toda una descripción de lo fisiológico, que ahí es donde a todo el mundo algo le explota. Es información básica de cómo son nuestros genitales y de cómo están formados, y de cómo funciona nuestra erección, nuestra eyaculación, nuestra próstata, nuestro todo. Siempre les voy haciendo preguntas y lo más loco es que tenemos esa información a través de los varones. Pero a nosotras nos pasa lo mismo, nuestra erección funciona igual, el clítoris es prácticamente homólogo al pene, tiene las mismas estructuras, los mismos tejidos eréctiles, pero lo nuestro pasa por dentro. Cómo es la estructura del placer clotorial, el sistema clitorial. El seminario dura seis horas, es mucho. Entonces hay muchas personas que van entendiendo su manera de sentir placer, que nada tiene que ver con lo que nos han contado a través de los medios, la tele, las películas. Ahí es como si hubiera una habilitación colectiva, como cuando alguien cuenta “ah, por eso a mí me pasa esto”. De golpe ves diez más que van cayendo en “ah, claro, soy normal”. Va pasando mucho eso, y aprendiendo también un concepto que resulta básico, pero que me parece re importante, que es la idea de que somos todas distintas. El clítoris tiene pequeñas diferencias, geográficas y geométricas que hace que cada persona sienta a su manera la conexión nerviosa. Todo es distinto, sin embargo, estamos muy acostumbrados a entendernos como si fuéramos todas iguales. “A la mujer le gusta así y así”, pero no, a tres les gusta así, a otras tres les gusta de una manera totalmente opuesta.
“El clítoris tiene pequeñas diferencias geográficas y geométricas, que hacen que cada persona sienta a su manera la conexión nerviosa. Estamos muy acostumbrados a entendernos como si fuéramos todas iguales. “A la mujer le gusta así y así”, pero no, a tres les gusta así, a otras tres les gusta de una manera totalmente opuesta”.
-Entonces tu seminario tiene un eje en la historia y otro en la fisiología.
-Y el último es sobre masturbación, como nuestra actividad sexual primaria, que para nosotras es tan difícil a veces reconocer y que naturalmente no tiene nada que ver con el coito o con la penetración. Crecemos con ideas muy complejas todas llenas de mentiras, de falacias, miedos y tabúes. Eso es algo que también fui aprendiendo mucho, porque cuando empecé creía que todas nos masturbábamos, pero quizá de una manera muy rápida y sencilla. Entonces yo trataba de activar el que se haga desde un lugar más consciente, más dedicado y más amoroso, y después se me dio vuelta todo, porque me di cuenta que al menos la mitad de las personas que venían nunca se habían masturbado y tuve que bajar muchos escalones y empezar a hablar desde un lugar más básico. También cuento un poco de historia de la masturbación, de muchas cosas que pasaron en los siglos 18, 19, muy complejas al respecto, y trato de que reflexionemos juntas sobre eso. No les paso tips porque no creo que haya tips porque como somos todas distintas no hay una sugerencia que una pueda hacer, pero sí trato de describir una situación de auto placer diciéndoles que cada una tome lo propio y, por sobre todas las cosas, la idea principal del taller es destruir el modelo impuesto de sexualidad, que creo que nos oprime a todos, y que cada una con las herramientas que fue juntando y que fue armando y las ideas que fue normalizando y volviendo a darle luz, a través del taller, pueda armar su propio modelo y reconocerse como sujeto deseante, porque nosotras estamos muy acostumbradas a sentirnos objeto de deseo del varón.
-Como cualquier curso o seminario, hay un montón de contenido y hay cosas que se eligen incluir y otras que quedan para otro momento. Vos elegiste que uno de los ejes del seminario sea la martubacion, ¿por qué?
-Porque me parece que la masturbación para nosotras es la autonomía de un placer que nos enseñaron que está relegado al conocimiento del varón. Entonces es la verdadera independencia sexual. Nosotras crecimos creyendo y sintiendo que nuestro placer y deseo estaban supeditados a lo que un varón pudiese saber de nosotras. Crecimos leyendo revistas femeninas, viendo la tele, y creo que las claves para un pleno placer sexual son primero conocerse, conocer tus genitales, saber cómo estimularlos y después compartir esa información con otra persona. Porque lo único que nos puede llevar a relacionarnos bien sexualmente es el diálogo, y no estar esperando fuegos artificiales como nos prometen la tele o el cine. Me fui dando cuenta a lo largo del tiempo que la masturbación es lo que nos habilita a saber qué es lo que nos gusta, qué es lo que queremos, lo que nos gusta en cada momento del ciclo también, porque nuestro placer va fluctuando y va cambiando según nuestros estados hormonales. Entonces, me parece que es la práctica lo que nos da el conocimiento, nos lleva al encuentro sexual paradas desde el lugar de la información y de todo el poder que nos da ese conocimiento y no desde el lugar de “te necesito a vos para tener un orgasmo”. Es bastante difícil, yo de hecho hago constantemente el contrapunto entre el varón y la mujer, o crecer con vulva o crecer con pene, y es muy complejo, porque los hombres tienen bastante más habilitada la masturbación y nosotras la tenemos bastante complicada y bastante confusa. Además, porque nos han enseñado que todo en este mundo en el sexo es la penetración y obviamente que estoy totalmente en desacuerdo con esa idea.
“Las claves para un pleno placer sexual son primero conocerse, conocer tus genitales, saber cómo estimularlos y después compartir esa información con otra persona”.
-Sin embargo, por ejemplo, por parte del catolicismo la masturbación está censurada para todos, aunque por algún motivo en los varones está muy aceptada. ¿La masturbación en las mujeres es algo no practicado o no comunicado?
-Hay un poco y un poco. Es bastante la gente que abiertamente dice “yo nunca me marturbé”. Sí es verdad que para la Iglesia católica está prohibida para todo el mundo y las consecuencias de eso las seguimos pagando. Pero socialmente en un varón está mucho más aceptado masturbarse, incluso entre varones, de niños se habla. Y nosotras nada, no se hablaba porque se suponía que no nos masturbábamos. Hay un gran porcentaje que lo hacían y no lo decía, porque además nosotras estamos haciendo algo externo en general. Las niñas en general se masturban frotándose con una almohada, con un osito de peluche, con el borde de una cama, no es que se meten algo dentro de la vagina. Salvo mínimas excepciones, en todos los medios nos están diciendo que el sexo es el pene dentro de una vagina. Entonces muchas veces ni siquiera registramos a la masturbación como algo por dentro de la sexualidad. Los varones con su mano hacen una práctica mucho más parecida a lo que después van a hacer con un cuerpo. Hace un tiempo en Instagram pregunté qué cosas horribles les habían dicho sobre la masturbación. Todas contaron cosas muy fuertes, pero algo que me llamó mucho la atención fueron muchas personas que dijeron “a mí nunca me dijeron nada malo, sin embargo, igual lo hacía con culpa”. Ahí me di cuenta que es tan sencillo como esta frase que venimos diciendo las feministas desde hace un montón, que lo que no se nombra no existe. Mi generación creció viendo American Pie, sin embargo, tratá de pensar una escena donde haya una mujer masturbándose en el cine, en la tele. Quizá, hace unos años salió El cisne negro, que se ve algo, pero es una excepción. Entonces son muchas las indicaciones de que está mal. Si no nos la mencionan, si no la vemos en ningún lado, si le pregunto a mi mamá qué es el sexo y me dice “es meter el pene dentro de una vagina”, y entonces yo después me estoy frotando con el osito, no entiendo nada, se vuelve todo como muy confuso. Igual a medida que va pasando el taller van cayendo muchas fichas.
-Hay quienes plantean que el énfasis en la masturbación puede asociarse a una individualidad o a un egoísmo creciente, y que entonces se ponen en segundo plano los encuentros.
-No. De hecho, algo que digo siempre es que tampoco es para que se queden en su casa masturbándose, hasta el fin de los tiempos y no conozcan a nadie más. Pero sí es un recurso para conocernos, para saber qué pedirle después a otra persona. Obviamente es como todo, en este capitalismo rancio en el que vivimos todo lo terminamos llevando para ese lado, entonces empezamos a hablar de poliamor y ya lo llevamos a un poliamor espantoso sin preocupaciones por la otra persona, pero esa no es la idea original y me parece que lo mismo pasa con la masturbación. Hablo de mi generación y de las anteriores, pero las generaciones jóvenes están viniendo con unos problemas super complicados al respecto, sobre todo las chicas.
“La masturbación es lo que nos habilita a saber qué es lo que nos gusta, qué es lo que queremos, lo que nos gusta en cada momento del ciclo también, porque nuestro placer va fluctuando y va cambiando según nuestros estados hormonales (…) Nos han enseñado que todo es penetración y obviamente estoy en desacuerdo con esa idea”.
-¿Por ejemplo con qué cosas?
-El porno mainstream hace estragos y como no tenemos educación sexual y como no tenemos una educación sobre cómo consumir porno o sobre qué es el porno, hay muchas adolescentes o chicas muy jóvenes que realmente se sienten un objeto porque nadie les explicó nada. Ya hemos llegado a una situación en la que el porno te aparece solo, aunque ni lo busques, y se ven a mujeres gozando en situaciones que ellas no gozan de ninguna manera, entonces sienten que están falladas, que les falta algo, que están rotas porque no pueden sentir placer de esa forma. Sabemos que es ficción, pero esas generaciones que crecieron sin educación sexual y con el porno es como una bomba super explosiva. De hecho, las adolescentes hoy en día se están operando la vulva para que parezca la de las películas porno porque como no tenemos información en otro lado de cómo son las vulvas creen que son así, y las del porno están todas operadas, blanqueadas, depiladas y eso está pasando un montón, es una de las operaciones estéticas que más se pide acá en la Argentina.
-¿Y la charla entre pares, entre amigas, hermanas, en qué lugar quedó?
-Lo que pasa es que estamos muy poco acostumbradas a hablar de esto y también mal educadas en esa conversación, porque lo que sucede es esto que contaba al principio, que somos todas distintas, entonces todas sentimos de manera distinta el placer, los orgasmos o lo que sea. Por empezar la gente miente mucho, pero muchas veces lleva a “ah, tiene orgasmos de tal manera, ¿por qué yo no? Estoy rota”. Es parte de esta sociedad alienante en la que vivimos, me parece, y de no reconocernos como individuos que pueden experimentar las situaciones de placer desde otros lugares y desde otras situaciones. Por más que hablemos, nosotras no vemos nunca una vulva salvo antes de nuestro primer encuentro sexual, si tenemos relaciones con otras mujeres. Pitos hay en todas partes, incluso van a un baño y ven otro, hay todo un parámetro de cómo son, de la diversidad y variedad en este mundo. Yo en un momento del taller les pongo fotos de vulvas de verdad y alucinan. “Toda la vida creí que la mía estaba fallada”, es una frase que escucho constantemente, “toda la vida creí que la mía estaba rota”. Son muchos años sin información y de que la poca que hay es bastante errada.
“En la zona que se suele considerar como punto G lo que puede llegar a generar es la eyaculación en nosotras, pero nuestra eyaculación no está ligada al orgasmo y ese es uno de los mayores mitos que hay”.
-Una de los temas que más información contradictoria tiene es el punto G, ¿coincidís?
-Sí, coincidido y de hecho es una de las últimas cosas que explico porque primero explico todo lo anterior y fue lo que más me conflictuó explicar. Me parece que falta mucha investigación aún, pero ya de por sí, pensémoslo, es llamativo que haya una parte de nuestro cuerpo que sea un punto, como si fuera un botón, que es parte de todo un órgano. Sin embargo, falta que cambie la cabeza y se actualice un montón de gente. Muchos te dicen “estaba seguro, dos centímetros adentro, para allá, haciendo así y asá” y hay un montón de chicas que te dicen “no lo encuentro, ¿por qué?”. Porque no es un punto, es todo un órgano, y porque es distinto en cada una de nosotras. Hay quien lo tiene más adelante, hay quien lo tiene más al medio, quien lo tiene más atrás. Es una zona de mayor sensibilidad. Además, los conflictos que hay con el punto G tienen que ver con la fragmentación de nuestra sexualidad. “El clítoris es para esto”, “la uretra es para tal cosa”, “la vagina es para reproducirse”, todo fragmentado en puntos y en zonas. Sin embargo, pensemos cuán sencillo es para un varón: tiene su pene, su capacidad para sentir placer, para eyacular, para reproducirse, para hacer pis, de todo y se lo entiende todo como un órgano, no se lo está separando en partecitas. Nosotras tenemos todo lo mismo que los varones, pero para adentro. Sin embargo, ya de por sí que esté para adentro nos da una desventaja en los tiempos para investigarlo y estudiarlo; todo separado y segmentado va generando estos problemas que tenemos.
-También hay cierto “marketing” en relación al punto G, a través del cual se podrían tener unos orgasmos impresionantes.
-Nos vendieron todo un desastre. No es así, en la zona que se suele considerar como punto G lo que puede llegar a generar es la eyaculación en nosotras, pero nuestra eyaculación no está ligada al orgasmo y ese es uno de los mayores mitos que hay. Hoy en día en el porno mainstream o convencional vemos una mujer eyacular y la vemos morir de placer. Y no puedo creer que se siga viendo, si no es así. Nosotras tenemos muy separado eyaculación de orgasmos, puede haber quien se le den esos dos fenómenos al mismo tiempo, pero en general se dan por separado. La eyaculación puede llegar a dar intenso placer sexual pero nunca va a ser orgásmico y también hay un montón de gente que en el momento de eyacular no siente nada en particular porque es algo muy mecánico. Entonces para mi hay una confusión muy tremenda que nos conflictúa mucho. “Yo no eyaculo, ¿qué me pasa?”, ese es un mensaje que recibo constantemente, es otra de las cosas que les pasa a las jóvenes que crecieron viendo eso. Pero no todas las mujeres tienen la capacidad de eyacular y la que no eyacula no se está perdiendo de nada. Pero de golpe es una meta más de la sexualidad femenina, un objetivo más que tenemos que cumplir que nos termina conflictuando más aún.
“El orgasmo está un poco sobrevalorado. Obviamente es una instancia interesante de buscar, pero vivimos en una sociedad exitista en la que pareciera que si no hubo orgasmo no pasó nada. Cuando nos subimos a eso nos olvidamos de disfrutar de todas las sensaciones previas al orgasmo que son super placenteras”.
-¿Qué valor le das al orgasmo?
-Creo que hay dos cosas. Una es que nuestros orgasmos son exactamente igual de importantes a los de los varones. Hay parejas o vínculos, que me hablan o consultan, en las que pareciera que nuestros orgasmos son algo secundario, pero obviamente que no. Más allá de eso me parece que el orgasmo está un poco sobrevalorado. Obviamente es una instancia importante e interesante de buscar, pero vivimos en una sociedad exitista en la que pareciera que si no hubo orgasmo no pasó nada. Cuando nos subimos a eso nos olvidamos de disfrutar de todas las sensaciones previas al orgasmo que siempre son super placenteras. Es un poco como en la vida, disfrutar el recorrido y no estar pensando solo en el destino. Cuando llegamos, buenísimo, si vino el orgasmo, super bárbaro y espectacular, pero que no sea el objetivo de la sexualidad. Porque también cuanto más pensamos en tener un orgasmo más difícil es. Sin ignorar que hay una brecha orgásmica: hay un treinta y pico por ciento de mujeres que no tienen orgasmos en sus encuentros sexuales. Pero me parece que para que esa brecha deje de existir tiene que caer el patriarcado básicamente y muchas otras cosas, pero que también hay que restarle un poco de importancia al orgasmo.
-En cuanto a mitos o cosas a derribar, ¿la no obtención de placer en el sexo anal por parte de las mujeres es otra cosa a aclarar?
-Es difícil, es un tema bastante puntual. En nosotras es diferente en cada persona, entonces hay un poco como el no entender y también el porno, que lo vemos desde un lugar tan sencillo y tan práctico, y el sexo anal no funciona como se ve en el porno. Pasa mucho más por un lugar de relajación, de tranquilidad, de lubricación, de estimular montones de otras zonas antes, que me parece que no está bien encarado directamente y que sí, puede haber quien lo disfrute. Nosotras no tenemos adentro una próstata como tienen los hombres, pero existe la posibilidad de que a través de la penetración anal se estimule alguna parte de la estructura interna del clítoris, entonces existe, pero es un porcentaje de personas, no todas las personas disfrutan del sexo anal, de hecho, la gran mayoría dice no disfrutarlo, pero hay un porcentaje de mujeres o personas con vulva que lo disfrutan un montón. Me parece que es lo mismo que decía antes: comunicación, leer un poco al respecto y sacar todos los conceptos que el porno nos haya inculcado.
-En algún momento se hablaba mucho de las mujeres multiorgásmicas, ¿existen? ¿qué sería?
-Sí, hay una explicación bastante práctica y sencilla. Hay un período refractario después del orgasmo, que es el período que necesitamos para volver a calentarnos y poder orgasmear. Ese período en nosotras es muy corto, como mucho uno o dos minutos, pero eso no quiere decir que sea así en todas. Como dijimos, somos todas distintas y hay mujeres que después del primer orgasmo quedan agotadas y muertas de cansancio igual que muchos varones. Pero sí es algo posible, bastante normal en nosotras. Lo que pasa también es que tenemos esta idea de que multi orgasmos es uno atrás del otro, un éxtasis de placer sin parar y alguna vez, muy excepcionalmente, puede llegar a ser así, pero en general es más la posibilidad de poder retomar en un periodo muy corto de tiempo. Las mujeres en uno o dos minutos se pueden volver a calentar, pero es volver a empezar desde el lugar de calentarnos, no continuar con lo que está pasando. Eso es una capacidad que tenemos, pero tampoco es una presión más para meternos. Siempre está la idea de que tenemos que trascender lo que tenemos y me parece que está más en disfrutar lo que tenemos y explorarlo, en vez de estar buscando más y más si todavía no tenemos resuelta la base.
-Hay cierta imposición o tendencia a que hay que tener mucho sexo y en todas las posiciones con todas las personas posibles.
-Sí, hay una hipersexualizaion muy importante, pero también el sexo es una herramienta de marketing. Está todo bien tener sexo con un montón de personas en todas las posiciones que quieras, pero muchas veces desde un lugar que parece como si fuese una obligación, como si se fuese a quedar atrás porque no tengo sexo, como si no pudiese admitir: “no mira, hace cinco meses que no tengo ganas y no tengo ganas”. Y eso está bien. Creo que no es cuestión de poses ni de cantidad de gente ni de cantidad de tiempo, sino de calidad en ese encuentro sexual, pasarla increíblemente bien y no importa después nada más que eso. Me parece que va un poco por ahí.
“Tenemos la idea de que multi orgasmos es uno atrás del otro, un éxtasis de placer sin parar y, muy excepcionalmente, puede llegar a ser así. En general es más la posibilidad de poder retomar en un periodo muy corto de tiempo”.
-A los varones, ¿qué lugar nos toca en estos tiempos? ¿Qué recomendaciones deberíamos tener en cuenta en cuanto a cosas a pedir o para llevarnos mejor en la cama?
-Con los varones tengo una relación bastante particular, al principio no quería saber nada, y hace un par de semanas hice el mismo taller, pero para varones, online. O sea, era todo sobre las vulvas, pero para que lo escuchen varones y, la verdad, que estaban fascinados. Me parece que reconocer sus privilegios, con los que han crecido, es el primer paso para entender desde donde activar y entender que muchas de nosotras venimos de experiencias sexuales horribles, porque también pasa eso. Vos quizá sos un amor y sos divino pero hay que tratar de entender de dónde viene todo lo otro que nos pasa a nosotras. Después me parece que siempre es clave tener presente que somos todas distintas, que lo que funcionó con las novias anteriores o vínculos no tiene por qué funcionar con la siguiente. Y que se pongan preservativo.
-También hay mujeres que piden que no usen.
-Sí, y ni hablar que entre nosotras para lesbianas no tenemos un método de profilaxis ni ningún tipo de prevención de enfermedades de transmisión sexual.
-Es un problema compartido.
-Es un problema compartido, y es un poco consecuencia de un mundo que nos ha enseñado que el forro es un horror cuando puede ser algo hasta divertido. Hay que encontrarle la vuelta. Somos todos hijos del patriarcado, hombres y mujeres. Pero escucho constantemente a mujeres que dicen que hasta se lo sacan ellos en el medio. Un horror.
-Hablando de hombres, ¿el problema de la censura a la masturbación tendría un paralelismo a la negativa al rechazo de muchos hombres de ser penetrados con un dedo, con algún juguete? ¿Es parecido o son cosas distintas?
-No, me parece que son cosas distintas. La negación del varón heterosexual a disfrutar del placer anal me parece que tiene que ver con lo frágil de la masculinidad heterosexual, que piensa que el ser penetrado corresponde a la homosexualidad. Pero no creo que haya un paralelismo con el tema de la masturbación.
-Son años de deconstrucción de un número muy importante de mujeres, pero al mismo tiempo hay chicas conflictuadas respecto a las fantasías que tienen, porque las identifican con cosas que van en contra de sus ideas. ¿Qué se hace al respecto?
-La fantasía nunca deja de ser un constructo social. Y esas fantasías se gestaron en este mundo en el que vivimos. Siempre hablo de no juzgar nuestras fantasías, que solo habitan nuestra cabeza, y ahí no estamos dañando a nadie. Hay fantasías que sí, que quizá las llevás al plano de la realidad y activás pero hay otras que no hay porqué, que solo tienen que habitar nuestra cabeza y que vinimos a este mundo a pasarla bien y a disfrutar y que estar midiendo por lo que gozamos nos conflictuaría bastante. De a poco iremos reconstruyendo todas esas situaciones, pero no me parece necesario tener que estar juzgando nuestras fantasías, porque a veces también muchas veces hay una moral desde un lugar … poco comprendido. Nos han enseñado que somos menos deseosas, que no es así, pero también hemos pasado por tantas situaciones a lo largo de la vida -la inmensa mayoría de nosotras fuimos acosadas en la calle, un porcentaje enorme fue violada, abusada- y todas esas cosas nos van generando una desconfianza sexual. Entonces muchas veces hay prácticas que nos resultan violentas por toda la experiencia horrible que pasamos antes. Las fantasías sólo están en nuestra cabeza y que no hay por qué juzgarlas, sólo hay que disfrutarlas y sobre todo no ejercer ningún tipo de moral sobre eso.