la-busqueda-del-fisico-enzo-tagliazucchi-la-ayahuasca-al-lsd-la-sociedad-occidental-no-sabe-la-psicodelia

Compartir:

La búsqueda del físico Enzo Tagliazucchi: "De la ayahuasca al LSD, la sociedad occidental no sabe qué hacer con la psicodelia"

 Enzo Tagliazucchi -camisa violeta, jeans negros, casi dos metros de altura- aclara que no puede mostrar ahora el tatuaje del hongo psicodélico que tiene en su bíceps derecho porque, de esa forma, prácticamente debería quedarse “en bolas” en medio del Laboratorio de Conciencia, Cultura y Complejidad del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA).

 

Tagliazucchi tiene, en su foto de WhatsApp, la imagen que se obtiene a través de un caleidoscopio. Y en su lugar de trabajo hay algún póster con imágenes hipnóticas y otro de un estudio científico impreso en gran tamaño en donde se describe la hipótesis, el método y las conclusiones de un estudio con psilocibina.

 

Si bien se formó como físico, el estudio del cerebro y los efectos de algunas sustancias psicodélicas en este órgano hoy ocupan el tiempo de investigación de Tagliazucchi.

 

Prohibidas hace 50 años, primero en Estados Unidos y luego en el mundo entero, algunas drogas como el LSD, la mescalina y la psilocibina hoy renuevan el interés científico. Por un lado, porque permiten profundizar -a través de estudios de neuroimagen- en las conexiones cerebrales y los distintos estados de conciencia. Pero además, porque también abren una ventana a posibles nuevos tratamientos de distintas enfermedades o trastornos.

 

Un paso por el Taller Argentino de Neurociencias y una experiencia con Amarita muscaria, el hongo que tiene tatuado en su brazo, son, de alguna forma, los catalizadores del salto de Enzo Tagliazucchi desde las teorías de la física moderna hasta las preguntas que rodean al cerebro y su funcionamiento bajo el efecto de los psicodélicos.

 

“Fue una experiencia que tuve en 2010, cuando consumí Amarita muscaria -cuenta-. En esa época era totalmente legal, lo pedías por correo, te llegaba el hongo seco a tu casa, calculabas la dosis que querías y lo consumías con ciertos recaudos. Yo no tenía mucha idea de lo que iba a pasar, pensaba que era una especie de cucumelo, de psicodélico, pero no tenía nada que ver. El Amarita muscaria lo que tiene es muscimol, una molécula que es un disociativo, y otras cosas, pero la sensación que sentí era de disociación y mucha euforia. Después entendí por qué hay leyendas asociadas a este hongo, que lo consumían los guerreros nórdicos antes de ir a la batalla”.


"Hay cosas super útiles que vienen de plantas, o de sus análogos, que por el paradigma prohibicionista están en la categoría "del demonio""


-Cuando hablamos de un efecto psicodélico, ¿a qué nos referimos?

 

-Distorsiones visuales, la aparición de patrones geométricos, los cambios en la percepción del tiempo, también los cambios en el humor... Podés tener euforia, podés tener disforia, podés tener momentos de ansiedad que se resuelven en el 99,9 por ciento de los casos cuando termina la experiencia; cambios en el sentido del yo, en el ego, podés sentir lo que llamamos una disolución del ego, como una especie de identidad que ya no está más centrada en vos sino que se expande a lo que está alrededor tuyo. Y también, por supuesto, mucha introspección y mucha conexión de ideas. Si querés, es como salir del estado usual de conciencia y desinhibir un montón de cosas y verlo desde afuera, desde otra perspectiva que quizá es ajena al usuario y que quizá ahí reside el beneficio terapéutico de esas sustancias.

 

-Por lo general hay dos posturas en torno a las drogas. ¿Con cuál habría que quedarse?

 

-Están las dos caras de una molécula o de una droga: la parte terapéutica y, después, que también una droga puede ser de abuso o recreacional. ¿Qué hospital del mundo funciona sin morfina? Ninguno, pero la morfina es una sustancia que viene del opio, y es una de las sustancias más combatidas porque de ahí viene la heroína. Entonces te das cuenta que hay cosas super útiles que vienen de plantas, o de sus análogos, que por el paradigma prohibicionista están en la categoría, si querés, del demonio.

-¿Y qué obstáculo encuentran los psicodélicos para entrar en la clínica médica?

 

-En primer lugar, con los psicodélicos ves que hay algo completamente diferente en la manera en la cual hoy por hoy tratamos la depresión, que es esencialmente con dosis diarias de medicamentos que tratan de equilibrar la parte química del cerebro para estar en un estado constante de bienestar, combinarlo con terapia y de alguna forma salir. La diferencia es una única dosis, una única experiencia intensa en contra de tomar fluoxetina todos los días. La idea hoy por hoy del paradigma farmacéutico es tratar de generar medicamentos que apunten a resolver un problema determinado con la menor cantidad de efectos secundarios posibles. Para eso se hacen ensayos clínicos en los cuales se evalúan efectos secundarios y un concepto clave es la idea del placebo. La idea es que en un ensayo clínico algunas personas reciben la droga y otras reciben el placebo, que no es activo. Pero lo que sucede con los psicodélicos es que ese tipo de experimentos es muy difícil de realizar. ¿Te imaginás un experimento utilizando psilocibina o LSD que quiera ser controlado con un placebo? No se podría hacer, no se me ocurre a mí, al menos, porque recibís la sustancia y de golpe empezás a ver cambios visuales, pero la persona que recibió el placebo al rato sabe que lo recibió porque no le está pasando nada. El concepto ese de hacer un estudio con placebo es muy difícil o imposible. Es más, todos esos efectos psicodélicos quizá sean justamente el catalizador del efecto terapéutico de la droga, y entonces ya no queda claro de repente qué es el efecto secundario y cuál el terapéutico: es el estado de conciencia en el que te ponen esas drogas el que posiblemente sea el responsable del efecto terapéutico. No es ese el ideal de la droga limpia que te cura la depresión y nada más, es otra cosa completamente diferente.

 

-¿El uso de los psicodélicos con fines terapéuticos puede entrar en un callejón sin salida?

 

-Con la psilocibina, el LSD o cualquier psicodélico tenés un choque en el cual veo muy difícil que encajen dentro del paradigma farmacéutico tradicional. O sea, no lo veo posible de la misma manera que si hoy estás deprimido vas a un psiquiatra, te receta Prozac, vas a la farmacia y tomás una pastilla todos los días. Eso, con psicodélicos no lo veo. Lo que sí puede ser es que de alguna manera se entienda que el paradigma no sirve, que es un paradigma diferente, más afín al que se utilizaba por los nativos que consumían psicodélicos antes de que nosotros llegásemos a América. Es la idea de que una persona esté en un determinado lugar con la guía de una persona. Ahí te empezás a acercar a ideas como la del chamán -que no es un chamán, es un psicoterapeuta-, y de golpe te das cuenta que terminamos convergiendo un poco sin quererlo en la manera en que se usaban estas cosas antes. Intentamos que entren en el paradigma de las farmacéuticas tradicional y no van a entrar. Es como intentar meter una llave en una cerradura que no entra. En ese sentido sí lo veo funcionando quizás con tu terapeuta, en una situación controlada, para gente con depresión, con ansiedad, con crisis existenciales o de abusos de sustancias. Aunque es difícil evaluar la efectividad de eso, de nuevo, porque no tenés un placebo. Yo no soy new age ni nada parecido pero creo que tenemos algunas cosas que aprender de cómo las personas nativas de América las usaban antes de que nosotros lleguemos. Si ves la historia de los psicodélicos en occidente te das cuenta que nunca supimos cómo usarlos.

 

-Hablemos de los efectos adversos de esta clase de drogas, que supongo deben existir.

 

-Desde la aspirina, la heroína y el clonazepam, no hay ninguna droga que no tenga posibles efectos adversos, en lo físico o en lo contextual. El alcohol te puede cagar la vida por cirrosis hepática pero también porque manejás borracho y chocás. Toda droga tiene riesgos y si alguien dice que no, es mentira. Lo que sí hay son escalas que miden ese tipo de riesgos, que son consensos de muchos psiquiatras, médicos, neurólogos y demás, que miden el riesgo que una droga genera para uno mismo, para terceros, y qué potencial de dependencia tienen. (Enzo abre su notebook, busca un archivo, y muestra un gráfico). Obviamente, sustancias como la heroína tienen un potencial para la dependencia altísimo, y te podés morir de sobredosis relativamente fácil. La cocaína está un poco más abajo y después te das cuenta que tenés no mucho más abajo al alcohol, el tabaco, el clonazepam, todas cosas que están bien vistas acá, y que en realidad el riesgo físico y potencial para la dependencia para el LSD, MDMA y demás está más abajo. Entonces cuando hablamos de riesgos físicos y a terceros y demás, todas estas sustancias que mencioné en general tienen riesgos comparables o muchísimo menores que otras drogas que consumimos recreativamente, como el alcohol, que es una droga que si sumás daños a terceros y a uno mismo está arriba de la heroína en las escalas. Los riesgos de los psicodélicos son bajos. Creo que hay mucho mito alrededor del mal viaje y mucho pasa por el gran mito de que el LSD y otros psicodélicos afines pueden dejarte en un estado de psicosis permanente, que en realidad no es cierto, eso no ocurre.


"Los efectos psicodélicos quizá sean justamente el catalizador del efecto terapéutico de la droga, y entonces ya no queda claro qué es el efecto secundario y cuál el terapéutico: es el estado de conciencia en el que te ponen esas drogas el que posiblemente sea el responsable del efecto terapéutico"


-¿No pasa que por el beneficio que traen los psicodélicos de unos minutos o unas horas se busque volver a consumirlos?

 

-Una vez que uno es adulto la personalidad no suele cambiar. Suele ser más o menos estable, y no hay mucho más que hacer. Está documentado que los psicodélicos pueden cambiar ciertos rasgos de la personalidad, uno es lo que se llama apertura, a nuevas experiencias, a nuevos conceptos. Y la idea de los psicodélicos no es tanto su uso crónico sino lo que generan en una experiencia única. En mi caso -y por la gente que conozco- no es una relación de uso crónico, sino que tienden a ser eventos aislados en los cuales hay un propósito, se planea y se hace si querés una especie de búsqueda.

 

-La palabra búsqueda está cargada de espiritualismo.

 

-Pero en mi caso no, en mi caso la búsqueda es simplemente autoconocimiento, de mi propio cerebro desde un punto de vista escéptico en cuanto a la existencia de cosas más allá de la física.

 

-Esta forma de consumo o experimentación con estas drogas es bastante poco habitual teniendo en cuenta que hoy los psicodélicos se suelen consumir en cumpleaños, en eventos de música electrónica e incluso en la cancha.

 

-En primer lugar, la palabra psicodélico aplica a cualquier cosa que sea un agonista del receptor 2A de serotonina, y eso va desde el LSD hasta un montón de drogas “de diseño” que tienen un montón de efectos no deseados. El LSD es uno de los agonistas más potentes del receptor 2A de serotonina, es activo en dosis muy bajas, da una experiencia psicodélica muy pura, pero lo que suele encontrarse en los blotters en la calle no es eso, no es LSD, eso hay que aclararlo.

 

-¿Y qué es?

 

-Suele ser 25I, 25I-NBOMe o a veces DOM, otras drogas que no pertenecen a la misma familia química del LSD. El LSD es lo que se llama una ergolina, o si nos ponemos delicados, una indolalquilamina, pero...

 

-¿Es muy difícil que alguien adquiera LSD?

 

-Es difícil, pero porque la producción es cara, por los precursores. La manera más sencilla es a partir del ácido lisérgico y necesitas básicamente ergot, el hongo que crece en el centeno. Además, el LSD es una molécula muy frágil, por pertenecer a esta clase de moléculas, las argolinas. Entonces si no se toman recaudos, la luz solar lo puede desnaturalizar, lo puede romper. Por otra parte, hay otra clase de moléculas, las fenetilaminas, por ejemplo la mescalina, que es la sustancia psicoactiva del peyote o del San Pedro, que son sustancias muy resistentes y que además son mucho más fáciles de sintetizar, pero si quisieras hacer un blotter impregnado en mescalina no podrías, porque la dosis psicoactiva es del orden de los 100 miligramos, que es demasiado alta para que alcance impregnando un papel. Pero a lo largo de las décadas se desarrollaron análogos de la mescalina que "pegan" en dosis tan bajas que podés impregnar un blotter con eso. Uno es el DMO, otro el 25I, entonces ahí sumás más resistencia, una producción más sencilla y a menores costos. Esencialmente, el mercado está inundado de sustancias psicodélicas con un montón de efectos adversos, con un perfil de seguridad mucho más complicado que el del LSD. O sea, podés morir de sobredosis de DOM o de 25I. Con el LSD es bastante difícil porque la dosis letal no se conoce. Entonces cuando la gente consume en fiestas electrónicas o en la cancha lo más probable es que en el 99 por ciento de los casos sea una de estas fenetilaminas, que no son LSD. En muchos casos, creo, el uso está un poco confundido. Occidente nunca supo bien qué hacer a nivel colectivo con los psicodélicos.


"Yo no soy new age ni nada parecido pero creo que tenemos algunas cosas que aprender de cómo las personas nativas de América las usaban antes de que nosotros lleguemos. Si ves la historia de los psicodélicos en occidente te das cuenta que nunca supimos cómo usarlos"


-¿Cuál es el problema que tiene occidente respecto a estas sustancias?

 

-Partamos de la base que una sociedad se define y se modula en gran medida en cuanto a las drogas que consume. Para nosotros el alcohol es un lubricante social impresionante, el tabaco lo era en una época, o lo es cada vez menos. La cantidad de benzodiazepinas que tomamos, de antidepresivos... Si te fijás, toda nuestra cultura tiene una especie de farmacopea asociada y son razones históricas por las cuales es así. La "farmacopea" de los europeos antes del falso descubrimiento de América no contenía psicodélicos serotoninérgicos. Me refiero al LSD, la mescalina, la psilocibina. No lo los contenía porque no había plantas que los tengan en Europa. El estado psicodélico como un modo de conciencia era ajeno a lo que cualquier europeo había experimentado. Siempre doy el mismo ejemplo: imaginate que dormiste y nunca soñaste durante 50 años, y en tu cumpleaños 51 te vas a dormir y tenés un sueño: vas a estar muy confundido al respecto, acerca de qué te pasó, qué significó. Eso no estaba en Europa pero sí estaba muy naturalizado acá. En América crecen por todos lados plantas con DMT, entonces los nativos crecen al lado de estas plantas, y las incorporan, de la misma manera que si querés el europeo incorpora el alcohol. ¿Y cómo las incorporan? De distintas maneras…

 

-Con un fin religioso.

 

-Con un fin religioso o no, puede ser ceremonial o terapéutico... Hay una confusión en cuanto a lo que es la figura del chamán. Primero, la palabra chamán ya aplicada a pueblos amerindios está mal porque chamán tiene una etimología en el idioma de Siberia, o sea que nada que ver. Cada pueblo, los qom, los guaraníes, los huicholes, tienen su propio nombre, pero usemos el nombre general de chamán, que es la persona de una tribu que ya sea por predisposición o por haber pasado pruebas muy arduas o por herencia o por linaje tiene el rol de ser de nexo entre la realidad ordinaria y la realidad que pueda revelarse a él espontáneamente o mediante el consumo de lo que llaman plantas sagradas. Por ejemplo, la Banisteriopsis caapi, que es una liana muy larga y es uno de los dos ingredientes de la ayahuasca, en quechua significa la viña de los muertos, y un poco lleva a la creencia de que ciertas tribus de la cuenca del Amazonas usan al chamán como un nexo de contacto entre los vivos y los muertos. Es muy diferente al uso que tenemos en Occidente, incluso a nivel religion.

 

-¿Qué diferencias se pueden encontrar?

 

-O sea, imaginate cuando llegan los misioneros católicos a la cuenca del Amazonas, que son parte de una religión que está basada en conocimiento, no en la experiencia. En un libro tenés preceptos y ese conocimiento te guía a lo largo de tu vida, y cuando partís finalmente tenés la experiencia de contactarte con lo divino, con tus seres queridos, etcétera. Imaginate el choque de culturas cuando un misionero se encuentra con un indio tucano, en Colombia, que le dice “no, yo no necesito todo este conocimiento, yo consumo esta planta y ya tengo la experiencia que me decís que tengo que pasar toda mi vida para llegar a ella”. Es un choque entre una religión basada en la experiencia y una religión basada en el conocimiento. Imaginate, en ese choque gana el que tiene las mejores armas. Cuando el hombre occidental "descubre" América descubre muchas cosas que le gustan, por ejemplo riquezas materiales. En Las venas abiertas de América Latina, de Galeano, está muy bien explicado el procesos sistemático de saqueo, pero algo que no cuenta, si querés, es una especie de saqueo farmacológico. Cuando el hombre occidental llega y descubre la mescalina y todos esos psicodélicos, les revelan algo que está en contra de la sociedad materialista. Finalmente pasa lo que pasa en los 60, 70, y se prohíben. Pero es una prohibición tan intensa que no solamente se prohíbe la mescalina y la psilocibina, sino también las plantas que las contienen, y no solamente al hombre occidental sino a las personas nativas que ya antes las usaban. Entonces, si querés, es el robo final.

-En los 60’ el uso de los psicodélicos pasó del ámbito médico a la cultura, o más bien a una contracultura. ¿Qué mirada tenés de ese momento?

 

-Si leés con detalle la historia de los psicodélicos en el siglo 20 te vas a dar cuenta que es historia de una civilización occidental con varias moléculas que le intenta encontrar un uso y nunca puede. Intenta encontrar un uso como psicotomimético y no puede, intenta encontrar un uso como agente terapéutico y no puede, intenta encontrar un uso incluso como enteógeno, para generar estados espirituales, y no puede; intentan generar un uso para dárselo a la gente y abandonar el materialismo y tampoco pueden, entonces pareciera que hay un desencuentro total. ¿Para qué sirven? Es una búsqueda de algo que nunca se encuentra. Y el motivo central es que hay una confusión muy grande entre causa y consecuencia, en cuanto al uso de los psicodélicos y el tipo de sociedad que los usa. En los 60, personas como Timothy Leary creyeron que al hacer un proselitismo muy grande de los psicodélicos y al repartirlos a la gente iban a lograr una sociedad que sea más espiritual, menos enfocada en lo material, como era la sociedad de los amerindios antes de que llegue el "hombre blanco". Y no es así, en realidad es al revés. Primero tenés esa sociedad que pierde ese énfasis en el materialismo y después te ganás el privilegio de entender qué es lo que los psicodélicos pueden aportar. Es una relación de causa consecuencia invertida, en mi opinión. No podés hacer el proselitismo de los psicodélicos para tratar de transformar nuestra sociedad en una utopía que no esté centrada en el dinero, en el individualismo. Primero tenés que llegar a eso y recién ahí vas a poder tener el estado mental para entender y poder utilizar de manera consistente el modo de conciencia que dan los psicodélicos tal como hacían los amerindios cuando llegamos. Ellos no tenían ningún problema en convivir con los psicodélicos. Nosotros sí lo tenemos y siempre lo vamos a tener porque nuestra sociedad está en conflicto total con el modo de conciencia al que te llevan los psicodélicos, y ese conflicto no se va a resolver con más psicodélicos, se va a resolver cambiando las bases del sistema o será cuestión de abandonar los psicodélicos y dedicarnos al alcohol y demás.


"Los riesgos de los psicodélicos son bajos. Creo que hay mucho mito alrededor del mal viaje y mucho pasa por el gran mito de que el LSD y otros psicodélicos afines pueden dejarte en un estado de psicosis permanente, que en realidad no es cierto, eso no ocurre"


-¿Por qué la marihuana logró que su uso terapéutico esté mucho más avanzado que los psicodélicos, mientras todo el tiempo haya una presión por su legalización? ¿Por qué ocurrió con esta sustancia y no, por ejemplo, con otras como los psicodélicos?

 

-En primer lugar, porque el uso terapéutico del cannabis está mucho más demostrado y documentado y ensayado que, por ejemplo, el del LSD o la psilocibina. O sea, es una planta que tiene realmente propiedades medicinales. Los cannabinoides que tiene y ciertos terpenos se sabe que son útiles para tratar varias condiciones. No es tan claro para el LSD o la psilocibina. Si bien hay ciertas enfermedades, no psiquiátricas sino neurológicas, que se benefician mucho del LSD, que puede aliviar mucho. Por ejemplo, en lo que se llama cluster headache, también conocida como migrañas del suicidio, porque son tan dolorosas que la gente se mata. Es un caso muy aislado, pero ocurre. Creo que el cannabis está muy adelante en lo que la ciencia ha demostrado respecto a los psicodélicos.

 

-A diferencia de los psicodélicos, el uso recreacional del cannabis también encuentra cada vez más casos de legalización.

 

-La marihuana es una droga instalada desde hace mucho tiempo en Europa, no es una droga relativamente nueva que te pone en un estado de conciencia completamente nuevo, como puede ser consumir hongos psilocibes. Las dos son naturales, pero consumir una y consumir otra te llevan a lugares muy diferentes. Occidente está mucho más familiarizado con el cannabis que con los psilocibes, que fueron ajenos a la cultura occidental hasta el siglo 20, cuando una persona llamada Gordon Wasson viajó con su mujer a donde vivían los mazatecas en México y documentó para la revista Life los efectos de los hongos. Tampoco es una planta que genere un estado de conciencia tan alterado. Igual es muy interesante notar cómo Occidente, de alguna manera, cuando finalmente Nixon prohíbe los psicodélicos y las plantas que los contienen, no es una prohibición que hace solo para los occidentales, sino que se extiende para las personas que estaban antes en América, o sea que es una prohibición que les roba a los nativos un modo de conciencia que ellos ya sabían cómo manejar y que lo tenían naturalizado. Les es robado y probablemente es algo mucho más valioso que la plata, las gemas y demás. No es que prohibimos la mescalina pero el peyote sigue siendo legal, no, hay un robo de una manera de concebir la realidad por parte del hombre blanco hacia las personas que viven en América. Quizá para un tucano en el Amazonas el oro y la plata significa muy poco pero sí el modo de conciencia al que te puede llevar consumir psychotria viridis y banisteriopsis caapi, o sea ayahuasca. Entonces eso es terrible y refleja un poco lo que pasó con otras drogas. ¿Por qué la marihuana empezó a ser ilegal, o el opio? Bueno, son drogas de minorías. El proceso se retrotrae a Estados Unidos, en la época en la cual era un país muy abierto a la inmigración y cuando tenés una clase dominante, los WASP (los White, Anglo-Saxon and Protestant) o sajones protestantes, bueno, una manera de controlar es a través de las drogas que se consumen de manera social. Ahí viene el tema de la prohibición del cannabis porque se asocia a los mexicanos con la marihuana. O la prohibición del opio, que se asocia a los chinos que confluyeron en grandes cantidades para construir el ferrocarril. La sustancia que consumía tradicionalmente el hombre sajón era el alcohol, y se intentó también la prohibición durante un tiempo y ya sabemos lo que pasó con eso. Pero las conclusiones que sacaron de ese experimento fallido no las aplicaron al cannabis, al opio o a la cocaína. Esas leyes de Estados Unidos que se propagaron a todo el mundo surgen de un control de minorías en base a fiscalizar y penalizar el uso de ciertas sustancias.


"Hay un montón de cosas en tu vida que no hacés con intención. Se hacen por inercia, o por expectativa, o porque no te das cuenta. Bueno, eso no puede ocurrir con los psicodélicos y con muchas otras cosas"


-Una declaración corta de Albert Hofmann, el químico que creó el LSD: “Creo que es muy importante que uno comprenda perfectamente que la utilización de las drogas es una aventura, porque la entrada en otros niveles de conciencia, ya sea a través de la meditación o productos psicodélicos como LSD, siempre implica un atrevimiento”. ¿Qué opinión te merece?

 

-Me parece importante el énfasis en la intención. Había una frase muy linda de un libro de Carlos Castaneda sobre este tipo de temas que dice “todo comienza con una acción que es deliberada, intencional y sostenida en el tiempo”. O sea, esencialmente que existe una intención real de entrar en ese estado de conciencia y uno no lo hace porque lo hace la persona que está al lado, uno tiene la intención manifiesta y sostenida de eso, que creo que aplica a muchas cosas, no solamente a los psicodélicos sino a muchas decisiones que uno toma. Creo que lo que trata de decir Hofmann es que al consumir LSD u otro psicodélico, hay muchas cosas que importan, pero una de las más importantes es la genuina intención de hacerlo, que vos si lo pensas un poco, hay un montón de cosas en tu vida que no hacés con intención. Se hacen por inercia, o por expectativa, o porque no te das cuenta. Bueno, eso no puede ocurrir con los psicodélicos y con muchas otras cosas en la vida.

 

-Hofmann también apunta al atrevimiento en relación a los psicodélicos.

 

-Cuando uno habla de atrevimiento habla de un posible riesgo, yo no estoy muy de acuerdo con que exista ese riesgo, y no te hablo de estas drogas de diseño nuevas. Ese riesgo se plasma en lo que la gente suele llamar un mal viaje, que para mí la palabra viaje tiene una connotación casi moral o peyorativa, es simplemente lo que se llama un experiencia difícil que después se resuelve cuando se metaboliza toda la sustancia y se va del cerebro. Entonces ese mal viaje sí es un periodo de ansiedad, difícil, pero no es ni más o menos, si querés, que una pesadilla cuando te vas a dormir. Uno de los disparadores más comunes de un "mal viaje" es cuando la persona que está bajo la influencia de la droga pierde noción de que efectivamente lo que está pasándole es la influencia de una sustancia y que va a terminar cuando termine la acción de esa sustancia. Hay gente que cree que puede quedar loca para siempre, y eso es un mito. Sí, quizá, en el momento existan sensaciones profundas de ansiedad, de miedo, pero ese atrevimiento se extiende a eso. Creo que uno no tiene que ver al consumo de psicodélicos como un acto de valentía, en el sentido de que necesitás tomar coraje. Pero si realmente necesitás tomar demasiado coraje quizá tenés que informarte un poco más, saber qué va a pasar y qué no. Si no, cuando tenés que tomar demasiado coraje ya perdés la variable de la intención. La intención no debería requerir que tengas que armarte de valor, sino que es algo que me imagino con mucha más claridad mental.

Comentarios

|

25/04/2024