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Texto: Edu Benítez | Ilustración: Jesica Giacobbe

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¿De quién es la Luna? Carrera espacial, basura interplanetaria y poder

Todo se originó como una competencia entre dos bloques: el americano y el soviético. Conocemos bien la anécdota fundacional. Una nave estadounidense llegó a la Luna, en principio con un único objetivo geopolítico dentro de la estrategia de la Guerra Fría: ganarle a los rusos. Pero después de aquella hazaña las misiones posteriores a la Apolo 11 se propusieron llegar a otras zonas de interés espacial, desde el punto de vista científico y geológico. Comenta Diego Córdova, especialista en vuelos espaciales tripulados y sondas interplanetarias: “fue entonces que se pasó de un logro político a un logro científico, sobre todo en las últimas tres misiones que permanecieron más tiempo, llevaron el jeep lunar que permitió recorrer grandes distancias y tomar muchas muestras que nos dieron la clave del origen de la tierra, que nace más o menos en la misma época que la Luna y el resto de los planetas del sistema solar: aproximadamente 5 mil millones de años”. 

 

A partir de su labor como periodista Diego Córdova  dialogó en varias oportunidades con célebres astronautas (de Apolo 14 y 16), experiencia que volcó en su libro Huellas en la Luna.  Acerca de esos alunizajes, dice: “el que regresa del espacio o de pisar otro planeta vuelve a la Tierra con el pensamiento cambiado y con una perspectiva que quizás para nosotros es difícil de entender. Muchos astronautas se han volcado hacia algún movimiento ecologista.” Teniendo en cuenta que esta tierra agoniza, no resulta sorprendente esa atención puesta en el cuidado de  nuestro medioambiente. Lo paradójico es que hoy parece madurar la idea de que para mejorar la vida en este planeta, resulta imperiosa la colonización espacial a partir de la extracción de recursos de otros mundos: ir más allá de los límites de la tierra para salvarla. Y con ello se abre un abanico inmenso de posibilidades a corto, mediano y largo plazo: el incipiente turismo espacial que ya practican multimillonarios y magnates de espíritu inquieto, la pregunta en torno a si en un futuro cercano el espacio pueda ser escenario de conflictos bélicos y un largo etcétera. Un interrogante que surge ante tantas gestas heroicas es quién y cómo se controla la basura espacial que trae aparejada la tendiente suba de actividad. “Si se siguen congestionando las órbitas no se podrán poner satélites nuevos de comunicaciones o telescopios espaciales. Sería una pérdida muy grande.” dice Córdova 

 

-La carrera espacial cambió mucho desde que se disolvieron los dos grandes bloques que dividían el mundo... 

-Después de la llegada del hombre a la Luna, el ritmo de las carreras espaciales bajó. Fíjate que la película 2001 Odisea del espacio (del 1968) preveía que para el 2001 ya estábamos colonizando Marte, la Luna de Júpiter. Sin embargo, hace veinte años que pasó el 2001 y nada de eso sucedió porque la vorágine bajó al haber un desinterés a nivel político. La Nasa -que es una agencia espacial gubernamental- depende de los fondos del gobierno y  cuando la conquista espacial perdió interés político mermaron los fondos. Cuando se originó la conquista de la Luna, Kennedy pidió una financiación sin límites, pero luego ese grifo financiero se cerró. No hubo una financiación continua y era insostenible en el tiempo. 

 

-¿Por qué recrudece luego el interés?

-En la década del 70 se siguieron explorando los planetas de manera automática, me refiero a Venus y a Marte que son nuestros vecinos. El interés por la exploración planetaria no decayó en sí, lo que decayó fue la exploración humana. Ir a Marte por parte de misiones tripuladas se proyectaba para la década del 80, se cortó y se fue corriendo cada vez más el umbral. Hoy el umbral es en el año 2035. Las misiones tripuladas son muy complicadas por los sistemas de navegación tan complejos de las naves espaciales, pero además hay que hacerla habitable para garantizar la supervivencia de un ser humano. Para un viaje a la Luna tenés que mantener presión y temperatura normal para un humano durante diez o doce días que es lo que dura ida y vuelta. Pero para Marte es más complicado porque serían tres años en total: entre el viaje de ida que son siete u ocho meses, una estadía de dos años para que Marte y la Tierra se vuelvan a alinear y otros ocho meses para volver. El resurgir vino para la época de la caída de la Unión Soviética y ahí se empezó a originar una especie de colaboración internacional entre la NASA y la Agencia Espacial Rusa. Fruto de esa colaboración surgió la Estación Espacial Internacional que hoy conocemos y tiene más de veinte años. 

 


“El horizonte del fundador de Tesla, Elon Musk, es la terraformación de Marte: poder transformar a ese planeta en un mundo habitable como la Tierra, ir modificando su atmósfera y su hábitat.”


-¿Qué pasa con la exploración espacial en manos de privados?  ¿Cómo se articula lo privado con lo gubernamental?  

-Es un fenómeno que empezó hace unos quince años. En el 2010 la NASA invitó a empresas privadas a desarrollar cohetes y naves que pudieran llegar a la órbita baja. Los dos grandes gigantes que se posicionaron fueron Boeing y SpaceX, la empresa de Elon Musk. Boeing ya tiene una trayectoria de muchas décadas, SpaceX es mucho más joven y sin embargo el año pasado lanzó un cohete totalmente privado para llevar astronautas de la NASA a la Estación Espacial. La fortaleza de SpaceX está en poder recuperar los cohetes que usan para lanzar naves tripuladas o satélites. Esos cohetes se reutilizan hasta diez veces en otros lanzamientos. Y es importante porque los cohetes siempre fueron las partes más caras de una nave espacial. 

 

-Con esta participación de los privados aparece más fuerte la idea de que se va a explorar el espacio para salvar la Tierra, no?

-Siempre estuvo esa idea, quizás utópica, pero que hoy cobró más fuerza a partir de la irrupción de las empresas privadas. Por parte de SpaceX hay una política a largo plazo, desarrollando una nave gigante que se llama Starship, para establecer vuelos tripulados a la Luna y a Marte. Pero su filosofía va más allá de la exploración de Marte, como si fuese una luz al final del camino que seguramente no veamos nosotros. El horizonte de Elon Musk es la terraformación de Marte, poder transformar a ese planeta en un mundo habitable como la Tierra, ir modificando su atmósfera y su hábitat. Aunque hoy por hoy esa tecnología no existe, ese propósito está por delante de todo lo que hace esa empresa, es su motor principal. Un vehículo rodado, Perseverance, ahora mismo está trabajando sobre el lecho de lo que se supone fue un lago seco donde hay rastros de moléculas de una vida pretérita de hace tres mil quinientos millones de años. Lo que están estudiando es la posibilidad de generar a partir del dióxido de carbono, que es el gas que más abunda en Marte, alguna porción de oxígeno respirable para nosotros. Ese sería el puntapié inicial de una habitabilidad de Marte en un futuro lejano. 

 


“La Luna está en la mira de la explotación de recursos. Pero eso nos va a llevar hacia ciertos inconvenientes. ¿De quién es la Luna o Marte? ¿De una agencia privada, de la Nasa que se instaló ahí o de la humanidad? Hoy por hoy la Luna no es de nadie, pero ya hay seis banderas de Estados Unidos plantadas.”


-La humanidad se trasladaría a Marte porque la Tierra agoniza, pero es evidente que los recursos del resto de los planetas tampoco son infinitos…

-Los recursos no son infinitos. Pero sí se pueden extraer algunos minerales…incluso en la Luna donde hay recursos abundantes que en la Tierra son escasos, como el Helio 3 que podría llegar a servir como futuro combustible de nuevas energías. La Luna también está en la mira de la explotación de recursos. Pero eso nos va a llevar hacia ciertos inconvenientes. ¿De quién es la Luna o Marte? ¿De una agencia privada, de la Nasa que se instaló ahí o de la humanidad? Hoy por hoy la Luna no es de nadie, pero ya hay seis banderas de Estados Unidos plantadas. Son los mismos temas que existen acá: hoy el continente antártico no es de nadie a pesar de que hay países que reclaman cierta porción porque tienen bases allí que son científicas. Estos conflictos se van a trasladar a los planetas cuando el hombre se pueda establecer allí. 

 

 

-¿Hay un andamiaje legal preparado para todo esto que se está proyectando? ¿El espacio puede ser escenario de futuros conflictos bélicos? 

-Hay muchas cosas que van a ser tenidas en cuenta sobre la marcha. Ahora sería muy difícil plantear qué se puede hacer y qué no en Marte o la Luna puesto que todavía no es posible llegar ahí de manera permanente. Cuando se llegue y se plante la primera factoría van a surgir las regulaciones necesarias para que no escale un conflicto que pueda surgir a partir de establecer una territorialidad a través de una empresa privada, o de alguna actividad que pueda ser un factor contaminante. Todo esto que surge en nuestro propio planeta inevitablemente lo vamos a trasladar donde vayamos. El ser humano por más lejos que vaya va a trasladar sus vicios, virtudes y miserias.  


 “Los satélites inoperantes que quedan en órbita son un riesgo muy grande: esa basura espacial puede impactar con otros satélites o incluso con astronautas que están trabajando en la estación espacial. ¿Quién es responsable?”


-De todas las exploraciones que se hacen ¿cuánto queda plasmado en nuestra vida cotidiana?  ¿Para qué se viaja a la Luna o al Espacio habiendo tantos problemas acá mismo en la Tierra? 

- Ya el hecho de que la tecnología tuviera que ser de vanguardia -para que el hombre pudiera viajar, trabajar en el espacio y volver sano y salvo- es tan compleja que retornó  a nosotros en nuestra vida cotidiana y sin que nos diéramos cuenta usamos tecnología espacial. La tecnología para dejar libre de contaminantes o irradiar alimentos, es parte  de lo que se desarrolló para la comida de los astronautas. Los purificadores de agua y aire en base a carbono son los mismos que se usaron inicialmente para las naves Apolo hace cincuenta años y hoy los tenemos en los hogares o industrias. Los trajes de amianto que utilizan los corredores de Fórmula 1 o los bomberos, son el producto directo de lo que se usó para los trajes espaciales que fue una conjunción entre la industria textil y la metalúrgica. Se dice que por cada dólar que se invierte en tecnología espacial, retornan ocho en forma de avances para la humanidad. 

 

-¿De qué manera se controla la chatarra que deja la abundante actividad espacial que existe hoy?

- Si…también tiene que ver con SpaceX que lanzó una gran constelación de satélites que nos van a proveer de internet. Esto supone una gran saturación de las órbitas porque ya hay unos cuatrocientos satélites y faltan un montón más. Pero el problema ya viene de antes: la órbita ecuatorial siempre fue la más congestionada y la más utilizada para los satélites de comunicaciones desde la década del sesenta a esta parte. ¿Entonces esto qué origina? Obviamente que esos satélites tienen una vida útil pero una vez que salen de servicio quedan ahí. Algunos quedan en una órbita baja, pueden caer descontroladamente: algunos se consumen en la atmósfera y algún trozo grande puede llegar a la superficie, en algún lugar poblado. Y no se puede prever porque, cuando uno de esos objetos está fuera de servicio, simplemente gira alrededor de la Tierra por el tironeo de la gravedad o de la fuerza centrífuga, es muy inestable su órbita y anda a los tumbos. Y los satélites inoperantes que sí quedan en órbita también son un riesgo muy grande: esa basura espacial puede impactar con otros satélites que estén operando o incluso astronautas que están trabajando en la estación espacial. ¿Quién es responsable? Las agencias propietarias de esos satélites. En las Naciones Unidas ya se habla de regularizar esto en algún momento. La cantidad de satélites hay que bajarla de alguna manera porque si sigue creciendo, pueden quedar inutilizables algunas órbitas de trescientos o cuatrocientos kilómetros de altura. Si se sigue congestionando no se podrían poner satélites nuevos de comunicaciones o telescopios espaciales. Sería una pérdida muy grande. 


 “Se está desarrollando una nave para que vayan diez turistas alrededor de la Luna y están buscando que sea gente que provenga de las artes con la intención de que, cuando vuelvan, nos den una impresión muy distinta de lo que es el espacio.” 


-¿Qué me podés decir del turismo espacial que se está planteando para el futuro?

-En 2001 se empezó a hablar de eso cuando un millonario norteamericano pagó un asiento para ir en una nave rusa a la Estación Espacial una semana. Eso motivó un enojo muy grande por parte de la NASA porque meter un turista en una nave para ir a un lugar que no tiene nada de turístico, en un complejo donde se trabaja todo el tiempo no tenía sentido. Pero bueno...Rusia nunca tuvo grandes presupuestos, entonces cada vez que tuvo problemas para fabricar sus naves echó mano de estos millonarios y con esa plata financiaban la construcción de las siguientes naves. Hoy considero que el turismo espacial es una manera de abrir un abanico, para que no quede sólo para los profesionales. Hay una empresa que está desarrollando una nave para que vayan diez turistas alrededor de la Luna y están buscando que sea gente que provenga de las artes con la intención de que, cuando vuelvan, nos den una impresión muy distinta de lo que es el espacio o la Luna. Va a ser otro tipo de fuente que ayude a comprender lo que es ir a otro mundo. La empresa Axiom Systems ya está elaborando un módulo habitacional y recreacional para turistas que se va a acoplar a la Estación Espacial.  

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05/05/2024