Revista Almagro - Soy Legión, contengo multitudes: entrevista con Flavia Da Rin

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Publicado por Javier

Soy Legión, contengo multitudes: entrevista con Flavia Da Rin

Flavia Da Rin es una artista cuya obra ocupa el espacio liminal entre la fotografía y la pintura, lo analógico y lo digital, el color y el blanco y negro, lo autobiográfico y la investigación acerca de la historia del arte. Fiel hija de su tiempo, vivió el pasaje que llevó a la democratización de las herramientas digitales y la presencia de Internet como parte central de nuestras vidas.

 

Su obra incorpora todas estas tensiones y diálogos, en un proceso en el cual su propia imagen es procesada, retocada, deformada para convertirse en otres y hablar a la vez de la universalidad de la imagen del yo en el mundo digital. A lo largo de una nutrida obra, se ha preguntado por el circuito del arte, por la historia de las mujeres en la producción artística, por la relación maternidad-obra y por los objetos que nos rodean y dan sentido a nuestras vidas y nuestros afanes.

 

En esta entrevista, centrada en sus procesos creativos, habla, entre muchas otras cosas, de la relación con las herramientas, de la noción de archivo y de original en la obra con soporte digital, de sus inspiraciones y modelos creativos, y del recorrido que la ha llevado a cambiar continuamente para seguir siendo ella misma y muchos más.

 

Quisiera concentrarme en tu técnica, cómo fue evolucionado, cambiando. Hay algo que me llama la atención, que es que tu obra, por lo menos al principio, estaba entre la pintura y la fotografía.

Yo hice el profesorado de pintura pero en realidad a mí lo que me gustó siempre fue dibujar, no sé por qué ahí agarré pintura. Creo que porque me costaba más el dibujo. Dentro de los estándares que para mí en ese momento era dibujar bien, no me sentía cómoda, entonces dije “bueno, voy a pintura” y me gustaba mucho. Pero lo que pasó es que en el tercer año estaba muy frustrada con lo que yo hacía. No era un desencanto con la pintura por la pintura en sí, sino por lo que yo estaba haciendo. No me encontraba pintando, me angustiaba, me deprimía, no me gustaba el resultado. Y una profe bastante copada que tenía en ese momento me dijo “¿y por qué no probás con hacer fotos?”, y ahí fue que empecé a sacar fotos con una Reflex vieja de mi papá.

 

¿Y en qué momento hacés el salto a la fotografía digital?

Ni bien llegó el momento global de que la gente como uno, cualquier mortal, se puede comprar una cámara digital, que fue alrededor del 2000 más o menos. A finales de los 90 y principios de los 2000, lo digital se volvió más o menos accesible a una cantidad más grande de personas. Ahí es cuando yo hago el salto a lo digital, que me queda muchísimo más cómodo que el tema de la cámara, el rollo, estar viendo cuántas fotos podés hacer, no ver el resultado, tener que esperar. O sea, toda esa magia que tiene la fotografía para muchos fotógrafos analógicos para mí no estaba buena. Entonces en el 2000 me compro una Canon PS20 de 1,3 megapíxels o 3,1, no sé… menos que un celular actual.

 

¿Y qué procedimientos empleabas con esas primeras fotos en donde estabas muchas veces reproducida? ¿Qué herramientas manejabas en ese momento para lograr ese efecto?

Eso era ya Photoshop. En ese momento ya tenía las primeras versiones de Photoshop. Antes que eso yo hacía otras fotos, cuando no eran todavía digitales, en donde iba más por el diseño. Te estoy hablando de épocas de los últimos años de la Pueyrredón, esas cosas que no vieron la luz, y ahí ya escaneaba las fotos analógicas y les hacía unos diseños, unas letritas medio cyber, medio niponas. En la época de las fotos que me decís vos ya eran digitales, no eran escaneadas y trabajaba con Photoshop. En realidad trabajaba con la cámara en trípode, entonces iba ahí, ponía el timer, me sacaba, me cambiaba de lugar y después editaba con el Photoshop las distintas tomas.

 


“Yo siento que interpreto un papel, no siento que soy yo misma. Es más, siempre hablo de “la chica”, “el chico”, “la señora”, “acá, el nene”, no digo “yo acá de rubia” o “yo acá como niño”, siempre es otre el que está en mis obras.”


 

En ese momento mirabas, o tenías consciencia, de todo lo que era la estética Fotolog. Porque a muchas de tus cosas le siento algún tipo de vínculo con esa primera explosión de fotos online de uno mismo.

Mirá, ahí es gracioso porque yo no tenía Fotolog personal, no me hacía selfies para Fotolog, ni para MySpace. Sí veía los de mis amigues, y andaba por los fotologs de todes viendo a ver qué subían, pero yo no tenía. Pero sí teníamos con una amiga una página fake, que era el fotolog de Mirtha Legrand y subíamos cosas como si fuera ella, pero no en plan arty ni nada así, solo para divertirnos a la noche nosotras. Me parece que en ese momento hubo una necesidad de la condición humana de verse a sí misma a través de estas nuevas tecnologías, de subirse y verse en una compu y les vean. O sea, un poco lo que había pasado 100 años antes con la fotografía de querer verse a través de esta máquina: “¿cómo soy? ¿cómo somos los humanos mediados por esto?”. Debe ser lo mismo que pasó con el espejo o con la pintura de retrato: esta curiosidad sobre une misme, con otra tecnología. Entonces me da la impresión que lo que pasa ahí, tanto en mis fotos como lo que pasaba en ese momento, era esa curiosidad.

 

En tu obra ya más del 2005, 2007, que yo les digo “la serie de los ojos grandes”, hay un intento también de probar otras identidades, me parece. ¿Esto es así?, ¿vos lo pensabas así en ese momento?

Creo que sí. Sobre todo, para les que consumimos animé también, siempre está eso: “ay, ¿cómo seré con los ojos grandes?”. Y lo que te daba el Photoshop y estar probando cosas ahí era eso: poder meterse con la apariencia y cambiarlo y modificarlo y deformarlo. Empezó por ese lado. Cuando empiezo a hacer esta cosa de adoptar otras identidades siento que tiene que ver con la idea de armar un personaje. Yo siento que interpreto un papel, no siento que soy yo misma. Es más, siempre hablo de “la chica”, “el chico”, “la señora”, “acá, el nene”, no digo “yo acá de rubia” o “yo acá como niño”, siempre es otre el que está en mis obras.

 

 

Esto que acabás de mencionarlo, ¿consumís animé?

Ahora ya más de señora no tanto. Pero sí, cada tanto veo alguno, sé por mis hijes y por alumnes y amigues que estoy un poco desactualizada ya. Pero sí, en la juventud sí. Soy de la generación que creció en la primaria viendo Robotech, Macross y Southern Cross…el coso ese inventado. También Candy Candy y Sally, la brujita y todos esos animé más shōjo, más para chicas. Y después durante la juventud/adolescencia ya apareció Sailor Moon y Sakura.

 

En esa serie también a mí me interesaba preguntarte esta relación que vos establecés entre el personaje principal y el fondo, en donde el personaje principal siempre está como muy en primer plano, es un retrato, pero el fondo también es muy artificial. ¿Y cómo hacías eso? ¿qué te interesaba de ese choque, digamos, de esa artificialidad?

Por un lado, viene de cierta cosa -ahí sí de la pintura- de telón de fondo. En algunas pinturas renacentistas hay un fondo de un paisaje, pero funciona como telón, porque no está muy incorporado, no es un entorno o un ambiente para el personaje que está ahí, sino que es más como un telón que está. Me parece que tal vez también era un guiño a eso. Creo que me gustaba que estuvieran estos fondos bucólicos, y me gustaba también que viniera de otro lado. Todas las fotos que están de fondo ahí son fotos bajadas de Altavista y Google. Eran fotos bajadas, muy robadísimas, de Internet. Incluso muy pixeladas, medio rotas. Después seguí trabajando mucho el personaje, los rostros y las pieles como si fueran sintéticas, o muy trabajadas con layers de Photoshop como si fuera casi pintura flamenca que usaban veladuras y más veladuras de óleo.

 


“En un momento tuve la idea de rotar la cámara y dejar de estar yo enfrente haciendo payasadas, y que pasen a ser protagonistas todos estos objetos que en general me acompañan. Era un homenaje a toda esa utilería que está ahí siempre dando vuelta y acompañando en el proceso creativo.”


 

Continuando un poquito más para adelante, ya en “El misterio del niño muerto” yo siento que ya se pone casi todo pictórico Y también medio caricaturizante…

Tienen un poco de eso…hasta de parodia. Hay mucha referencia a la pintura. Si tengo que decir cuáles son las genealogías o por dónde vienen las referencias de esa serie es más hacia la pintura: Botticelli, Cranach o ciertas paletas que se pueden parecer más a Watteau, con una cosa más rococó, de tonos pasteles. En ese momento también estaba viendo bastante a John Currin, que es un pintor, y él también tiene las mismas referencias. Y el clima, en realidad, viene más de David Lynch, toda la parte más noir o más dark viene de Twin Peaks.

 

Después este estilo, tan pictórico, continuó en tu obra. ¿Por qué pasar a hacer naturalezas muertas, que es un formato pictórico tan clásico?

Lo que hago en general son retratos de personajes, que es trilladísimo. Se que son retratos, no estoy inventando nada. En el caso de las naturalezas muertas, creo que vino por un cansancio de estar enfrente de la cámara, entonces quise hacer la operación de dar vuelta la cámara y sacar lo que estaba del otro lado, un poco en el backstage, sería. En ese momento tuve la idea de rotar la cámara y dejar de estar yo enfrente haciendo payasadas, y que pasen a ser protagonistas todos estos objetos que en general me acompañan. Era un homenaje a toda esa utilería que está ahí siempre dando vuelta y acompañando en el proceso creativo

 

 

Claro, mi pregunta tenía que ver por el pasaje del color al blanco y negro, eso es un poco lo que me interesa.

Eso no fue solo un cambio de paleta sino como un cambio de tamaño también. Las anteriores, que habían sido las de “Una fiesta para sacudirse el terror del mundo”, eran más grandotas, como que llegaban a tener… 1 metro 60, y estas pasaron a ser todas obras que eran de 20×30, cosas mucho más pequeñas. Entonces me interesé por tomar de referencia ese tipo de fotografía, que tiene que ver con la fotografía de entreguerras del siglo XX, entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial en Europa, porque había algo ahí específico con la historia de las mujeres que habían trabajado en ese momento que me interesaba, y también me interesaba.

 


“No siento que sea buena fotógrafa, creo que lo uso como una herramienta, y después voy haciendo lo que puedo con Photoshop. Tampoco me siento una gran dibujante. Siempre estoy a medio camino entre las cosas, me siento un poco un híbrido en cuanto al uso de las técnicas y las tecnologías.”


Después está la serie de autorretratos con tus hijes ¿Qué te movilizó a hacer este tipo de fotos así con tus hijes colgando?

Estaba muy atravesada por la complejidad de la maternidad y sentía que necesitaba hacer una obra con eso. Entonces me puse a investigar cuáles eran los momentos en los que las mujeres artistas habían empezado a hablar de sus maternidades, y que no fuesen las maternidades idealizadas de una pintura de la virgen con el niño, que es la que tenemos ahí más preponderante en la cultura occidental, que no fuera una propaganda de pañales, que no tuviera que ver con una visión edulcorada de la maternidad. Que no fuera hecha por hombres tampoco, que fueran las mujeres hablando de su experiencia. Entonces lo que encontré es que las que hablaban de este tema y de una forma que a mí me interesaba eran muchas artistas feministas de los años 70. Ahí aparecieron Lea Lublin con su instalación que se llama Mi hijo, algunas cosas de Birgit Jürgenssen, de Renatle. Fue un momento donde se empezó a hablar mucho de eso y de la complejidad de ser artista y madre. Entonces por eso esas fotos, en blanco y negro, y tienen esa cosa como si fuera una falsa foto performance.

 

Quería hablar de las últimas obras del 2018. No termino de darme cuenta si son dibujos, si son fotografías, si son collages. Y me gustaría que me cuentes un poco cómo fue el procedimiento de estos peinados sin cuerpos, estos peinados sin sujeto digamos, que están ahí expuestos.

Sí, tiene algo entre lo artificial y lo natural, porque son pelucas de colores, que en general… están relacionadas con algo súper sintético. Creo que eso también habla de la forma en la que fueron hechas. Yo no siento que sea una buena fotógrafa, creo que lo uso como una herramienta, y después voy haciendo lo que puedo con Photoshop y editando. Tampoco me siento una gran dibujante, por eso es que muchas veces tengo mucho soporte de algo. Siempre estoy como a medio camino entre las cosas, me siento un poco un híbrido en cuanto al uso de las técnicas y las tecnologías. En estas obras que vos me decís, son fotos que yo bajo de Internet, armo una especie de collage, de fotomontaje. Me bajo pelucas, me bajo flores o me bajo plantas,  algas o lo que necesite, armo todo el fotomontaje, cambio las cosas que tengo que cambiar, deformo, borro, cambio colores, armo degradé y después lo que hago es bajarle la opacidad a eso y lo imprimo en mi impresora casera y después a eso lo dibujo todo encima. No me sale mucho dibujar en la hoja blanca, siempre necesito como una muleta o algo que me ayude. Entonces eso lo dibujo todo… dejo algunas partes en blanco, si siento que sí a alguna parte la quiero dibujar de cero, y sobre eso lo pinto… bah, lo dibujo todo encima, y cambio las cosas que necesite con lápiz acuarelable, y después le doy con pincel, y después encima de eso lapicera o lápiz o esmalte de uñas. Ahí tiene toda una parte que tiene que ver más con la acuarela y el dibujo. Pero es así, es una mezcla.

 

 ¿Vos te aggiornas con tus herramientas que utilizás o seguís usando Photoshop?

Sigo usando la versión Photoshop CS6, que ya no sé cuántos años de obsolescencia tiene. Muchísimos. Lo que pasa es que… por ahí porque soy medio terca. También me pasa mucho que me dicen: “ah, y vos los ojos y las deformidades las hacés con el filtro liquify”, y para mí ese filtro es una porquería incontrolable. Cuando mis amigas me dicen eso, es tipo: “Me estás insultando”. Yo uso todo tipo de… recortar, free transform, y lo voy haciendo todo muy artesanal. Mi acercamiento al Photoshop es así. No soy muy filtrera. Recién en las últimas fotos que hice el año pasado en la pandemia le metí unos filtros así como para extraer detalles, pero me cuesta mucho la cosa del filtro… No sé por qué. Eso de puro prejuiciosa.

 

Para ir terminando me interesa preguntarte en qué estás trabajando ahora. Me contaste recién que hiciste unas fotos durante la pandemia.

Ahora no estoy trabajando en nada. Este año nada. El año pasado hice esas fotos pandémicas, que al final las terminamos mostrando junto con Mariana Tellería en una salita chiquita que tiene Benzacar, que es como para proyectos más pequeños, que estuvo buenísimo. Y esa habrá terminado a fines del verano pasado. Terminé de hacer las fotos para el calendario del colectivo de la Comparsa Drag, que se edita ahora. Pero no, obra este año todavía no. Estoy abocada a las clases de clínica de obra que estoy dando y por ahora no se me ha caído una idea.